Le tendrán respeto a mi Hijo

“Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.”

Marcos 12:6 RVR1960

Uno de los aspectos que más pueden causar admiración acerca de Jesús, fue Su valentía y entereza. En los días que le siguieron, se mantuvo enseñando a las personas hasta el último momento, aun cuando en Su condición divina, sabía perfectamente lo que le acontecería en el futuro inmediato. Compartió parábolas y mensajes en los que, aunque se trataba de cuestionar Su autoridad, siempre terminaba dejando en ridículo a los que lo provocaban, producto a Su dominio de las Sagradas Escrituras y Su conocimiento de las verdades espirituales.

En esta ocasión, usa la parábola de los labradores malvados (Mateo12:1-9 RVR1960). En ella narra acerca de un hombre que plantó una viña, la cercó, hizo un lagar y una torre, la arrendó a unos labradores y se fue. Posteriormente envió a uno de sus siervos para que recogiera el producto de la viña, pero los labradores lo golpearon y lo enviaron de regreso sin nada. Al segundo lo apedrearon, al tercero lo mataron, y continuaron así, golpeando a algunos y matando a otros. Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Pero especialmente a este mataron, pensando quedarse así con la heredad. En esta parábola hay una clara alusión a las personas puestas por Dios como guías espirituales y líderes del pueblo como labradores, a los profetas como siervos, y a la figura del Jesús como hijo del hombre. Cristo estaba alertándolos acerca de lo que estaban a punto de hacer con Él. Y aun agrega que el dueño de la viña vendrá y destruirá a los labradores por su comportamiento y la daría a otros. Pero ellos no entendieron este mensaje antes, y seguimos sin entenderlo ahora.

Las personas puestas por Dios como líderes del pueblo y el resto de sus habitantes, aún siguen atacando a Cristo y a nosotros sus seguidores. No son suficientes las señales y advertencias que se les dan diariamente, y son incapaces de ver el destino que les aguarda. Queda interceder por ellos, para que Dios tenga misericordia y los lleve a arrepentimiento, y sepan reconocer a Jesús como Hijo del Creador del universo y Redentor de la humanidad. ¡El Señor te bendiga!

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