Parques en Milan
En la quietud del Parque Lambro, el invierno se refleja en el espejo de sus aguas, capturando la desnudez de los árboles en una pausa silente antes de la primavera. Los árboles, despojados de su follaje, se erigen como guardianes pacientes, sus ramas entrelazadas en el aire fresco de enero. El cielo, un lienzo de azul infinito, se inclina para besar la superficie del agua, en una danza de reflejos que juega con la luz del sol. A pesar de la ausencia de verde, la vida pulsa en la quietud, anticipando el manto de vida que pronto cubrirá el parque. En este rincón de Milán, la naturaleza susurra promesas de renovación, invitando a los transeúntes a detenerse, respirar y ser testigos del eterno ciclo de las estaciones.