journal: la vida y los miedos [eng/esp]
Este post está escrito en dos idiomas y dividido para facilitar la lectura.
No sé si alguna vez has tenido ese pensamiento de que todo es blanco y negro, de que no existen matices
y que el dolor debe sentirse profundo para poder sanarlo. O algunas veces, ni siquiera piensas en sanarlo, sino simplemente sentir y sentir hasta que acabe. Te digo todo esto porque se me vino al pensamiento esos momentos de cuando era sólo una adolescente, veía el mundo sin matices y priorizaba mi dolor por encima de los demás, sin reconocer el hecho de que el resto del mundo sigue teniendo humanidad. Y de que evidentemente, existían otros colores.
Ahora es cómo si me hubiesen cambiado los ojos. Quizás como si hubiese tenido durante muchísimo tiempo tanto polvo, que al quitarlo, puedo ver más allá de lo que mi egoísmo me decía. Veo la vida y veo los miedos.
Puede que todo éste pensamiento se haya desarrollado desde el momento en que comenzó todo éste problema mundial, que vociferaba a gritos que la muerte se encontraba más cerca que nunca. Cambié mis ojos y entendí más que nunca, que la vida es un instante.
Jamás disminuiré mis malestares, los reconozco y los entiendo porque es parte de todos mis procesos. Sin embargo ya no permito que no me dejen vivir, ni disfrutar la vida, ni que tampoco me frenen a amarla.
Hoy siento más que nunca que debo amar cada instante y a cada persona como nunca antes lo había hecho. Dejo de pensar en un momento en todo aquel rencor que alguna vez sofocaba a mi alma, lo reemplazo por un pensamiento de amor que comprende que todos somos humanos y qué, amar al prójimo también significa dejarlo ser. Porque el hecho de que alguna vez hayan cometido errores que me hayan afectado, no los convierte en los enemigos o en los malos de la historia, porque al final, todos llevamos en nuestra espalda una mochila que está cargada de pesares, de retos, pensamientos, juicios y valores distintos. Que todos estamos aprendiendo a cargar con esa mochila y algunos, afortunadamente, estamos aprendiendo a vaciarla sólo para recoger cosas que nos aporten algo especial.
Los miedos nos paralizan a vivir la vida a plenitud, de forma expansiva. Pero también nos incentivan a darle valor a las cosas que sabemos que en algún punto perderemos. La vida y la muerte se hacen complemento, no puede existir la una sin la otra. Y aceptarlo desde esa perspectiva es lo que nos acerca a encontrar calma en el dolor.
Luego de que quizás me haya cambiado los ojos, o me haya quitado el polvo como ya les había dicho, tomé el valor de preferir amar y perdonar, que juzgar. Comprendí que mis padres seguían siendo humanos, que posiblemente yo fui un reto que no supieron manejar, sin embargo eso no los hace malas personas. Comprendí que las personas a mi alrededor podían enfrentar batallas que los convertía en ásperos, pero que eso no los hace malas personas.
Entonces obviamente que prefiero observarlos desde un ángulo más amoroso, más empático, más humilde. Porque el día de mañana, realmente, no lo sé.
I don't know if you have ever had that thought that everything is black and white, that there are no nuances
and that the pain must be felt deeply in order to be healed. Or sometimes, you don't even think about healing it, but just feel and feel until it's over. I tell you all this because it came to my mind those moments when I was just a teenager, I saw the world without nuances and prioritized my pain over others, without recognizing the fact that the rest of the world still has humanity. And that evidently, there were other colors.
Now it is as if my eyes have changed. Perhaps as if I have had so much dust for such a long time that when I remove it, I can see beyond what my egoism told me. I see life and I see fears.
Maybe all this thinking has developed since the moment this whole world problem started, which was screaming that death was closer than ever. I changed my eyes and understood more than ever that life is an instant.
I will never diminish my discomforts, I recognize and understand them because it is part of all my processes. However, I no longer allow them to stop me from living and enjoying life, nor to stop me from loving it.
Today I feel more than ever that I must love every moment and every person as I have never done before. I stop thinking for a moment about all that resentment that once suffocated my soul, I replace it with a thought of love that understands that we are all human and that loving others also means letting them be. Because the fact that they have ever made mistakes that have affected me, does not make them the enemy or the bad guys of the story, because in the end, we all carry on our back a backpack that is loaded with sorrows, challenges, thoughts, judgments and different values. That we are all learning to carry that backpack and some of us, fortunately, are learning to empty it just to pick up things that bring us something special.
Fears paralyze us to live life to the fullest, in an expansive way. But they also encourage us to give value to the things we know that at some point we will lose. Life and death complement each other; one cannot exist without the other. And accepting it from that perspective is what brings us closer to finding calm in pain.
After perhaps changing my eyes, or dusting myself off as I had already told you, I took the courage to prefer to love and forgive, rather than judge. I understood that my parents were still human, that I may have been a challenge that they didn't know how to handle, but that doesn't make them bad people. I understood that the people around me might face battles that made them rough, but that doesn't make them bad people.
So obviously I prefer to look at them from a more loving, more empathetic, more humble angle. Because tomorrow, I really don't know.