Recibí un e-mail invitándome a la inauguración de una bodega de vinos, algo común para mí ya que era vendedor de una compañía distribuidora de licores. No faltaría a este evento pues lo patrocinaba el Dr. Maestre, un productor mundial de vinos y dueño de “Infrawines C.A.”, empresa líder en el ramo. Llegue a las 9 en punto a la cita, y me pareció extraño no reconocer a nadie…todos los vendedores nos conocemos. Mi sorpresa es cuando me recibe el mismo Maestre ofreciéndome una copa de vino blanco mientras el tomaba un tinto, y me dice: “Alex verdad? Mucho gusto, bienvenido”. “Un placer conocerlo Dr.”, le contesté.

Inmediatamente pregunté por los otros vendedores: “Siéntete privilegiado, eres el único vendedor y quiero que seas mi representante exclusivo en esta ciudad”, respondió. “Honor que me hace su decisión, no lo defraudaré”, y un fuerte estrechón de manos siguió a la promesa. Conocí mucha gente, se veían muy jóvenes pero algo pálidos. Todos bebían vino tinto pero solo yo bebía del blanco, no me dejaban probarlo, y repetían: “Hoy beberás del especial, el blanco ¡”.

Cuando el alcohol hizo su efecto en mí, el Dr. me invito a ver su bodega: Solo había cuerpos guindados de cabeza chorreando sangre hacia un gran embudo que la recogía para llenar las botellas que los invitados bebían como vino tinto. “Ahora conoces mi secreto y formarás parte de mi séquito”… Hoy represento a “Infrawines C.A.” y estoy en búsqueda de nuevos vendedores, ten paciencia que pronto mi invitación te llegará.