Karla y Diego estaban disfrutando de su luna de miel en las Bahamas, cuando a Diego se le ocurrió alquilar un velero para visitar los islotes de los alrededores y bucear, pero una tormenta se formó de la nada desviando al velero de su ruta.

Diego y Karla lucharon por horas para que el velero no hicieras aguas y finalmente cuando la tormenta amaino, ellos estaban cansados y desorientados. Las corrientes lo habían alejado de tierra firma y no tenían idea de donde se encontraban.

Luego de un par de días a la deriva Karla divisó lo que le pareció tierra firme a lo lejos y decidieron enfilar rumbo a ese lugar. Al acercarse se vieron que se trataba de una isla y pensaron que se habían salvado. Pero al llegar a la isla se dieron cuenta que estaba desierta. Estaban solos…

Así pasaron los días que luego se convirtieron en semanas y meses, la desesperanza y desesperación comenzó a afectarlos. La poca comida y agua que encontraron en la isla comenzó a escasear.

Luego de varios días sin comer Karla comenzó a deteriorarse física y mentalmente, se volvió retraída y paranoica, pensaba que Diego escondía la comida para matarla y salvarse él.

Una noche presa de su paranoia Karla tomó el cuchillo que usaban para cazar y mientras Diego dormía lo degolló y apuñaló. Karla cubierta de sangre con el cuchillo en sus manos solo balbuceaba: “Conseguí carne Diego…”.