Concurso de Microrrelatos de Terror #MicroTerror256 - Semana 4 - El ente
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Hace muchos años, una madre soltera y sus cinco hijos fueron convencidos por una señora para que se mudaran a su casa y así se la cuidarían y no le pagarían nada por su estancia, ella dejaría un cuarto con sus cosas, les hizo prometer a todos que no lo abrirían nunca.
La mudanza de la familia se hizo en el único vehículo tirado por caballos que aun quedaba en el pueblo.
A las seis de la tarde cargaron los corotos y se emprendió el traslado, cuando pasaban por el frente de la casa mi madre le dijo a Don José: Es aquí.
El caballo se encabritó y no se paró sino hasta la esquina. La madre y sus hijos tuvieron que cargar sus corotos hasta la casa.
El conductor de la carreta les dijo: Lo siento, ahí no entraré, allí dentro suceden cosas.
Esa noche, acostados sobre los colchones en la sala, sentimos el ruido de los platos y utensilios de cocinas caer contra el piso. Nos llamó la atención, se escucharon los pasos de una persona arrastrando sus pies.
Los pasos venían desde la puerta principal, desapareciendo en el cuarto cerrado, pasando primeramente frente a la puerta de la sala una y otra vez.
Acostados mamá, mi hermano mayor y yo, por debajo de la puerta veíamos sombras reflejadas en el piso, escuchábamos lo que sucedía afuera.
El perro ladró, una voz de vieja le dijo “Chito, calle boca”
Mi madre salió, todo intacto, como si nada de lo visto y escuchado hubiera pasado