Micro-cuento escrito en el marco del Concurso de Microrrelatos de Ciencia Ficción #MicroCiFi organizado por @trenz, mira las bases acá y participa. ¡Suerte a todos los participantes!

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Noventa años después

El viaje al futuro es posible, la teoría de la relatividad explica que si un objeto viaja a altas velocidades su tiempo relativo será más lento que el de algo que se mantenga estático o que viaje a una velocidad significativamente inferior. 

Ahora bien, imagina a dos gemelos, uno viaja a los confines del sistema solar a nueve décimas partes de la velocidad de la luz, cuando vuelva, será significativamente más joven que el hermano que nunca abandonó la tierra.  

Esa es la manera científicamente aceptada de viajar al futuro pero es y temo siempre será imposible. Pero hay otra manera que tiene los mismos efectos desde el punto de vista del individuo.   

Sucedió por accidente. El laboratorio investigaba sobre la criogenización de humanos en los años sesenta del siglo veinte, era un proyecto secreto en manos de una contratista militar afiliada al ejército americano que cayó en abandono a raíz de la crisis de los misiles en Cuba. La instalación fue olvidada y desmantelada casi totalmente, pero por razones que aún se desconocen una de las cámaras criogénicas se mantuvo funcionando durante muchos años hasta que fue redescubierta y cinco hombres nacidos en los años treinta volvimos a la vida noventa años después.  

Imaginen mi desconsuelo, un soldado élite de la guerra fría que despertó en un mundo sin propiedad, sin familias y bajo la tiranía. Jamás creí que perderíamos y viendo el resultado, honestamente preferiría haber muerto en acción. Porque ahora todo está irremediablemente perdido, ahora si ellos quieren dos más dos suman cinco.