Concurso de Microrrelatos de Ciencia Ficción #MicroCiFi256 - Semana 6 - El día que el tiempo se detuvo.

La onda remanente de la explosión del colisionador de partículas, lo condenó a vivir para siempre. El tiempo se había detenido aquel día. En un principio, fue un regalo recibido del cielo. La eternidad lo hacía un dios entre los mortales.

Con el transcurso de los años, el concepto de la muerte perdió su significado. Sin embargo, la existencia después de 100 vidas, carecía de sentido. Ver a la humanidad cometer los mismos errores una y otra vez, hacia monótona su presencia en el planeta.

Condenado a su soledad infinita. Decidió ser voluntario de la primera expedición espacial, destinada a llegar más allá de nuestro sistema solar. En la búsqueda de nuevos recursos que explotar.

Sus compañeros de viaje, se habían hecho buenos amigos de él. Una mezcla de diferentes etnias del planeta, reunidos con un objetivo en común, hacía que olvidaran las rivalidades de sus países de procedencia. Quizás la humanidad tendría esperanza. Sin embargo, pasó lo inevitable. La tripulación no superó los 100 años.

Adentrándose en la eterna oscuridad del espacio exterior, la nave fue absorbida por un hoyo negro que la condujo a miles de años luz de distancia, donde finalmente encontró una civilización alienígena avanzada.

Él era solo un niño, delante del período de vida de un andoriano, nombre que tenía aquella especie. Sin embargo, luego de convivir por un período de tiempo indefinido con ellos. Aceptaron darle el obsequio que siempre había deseado, un final para su larga vida.