Concurso de Microrrelatos de Ciencia Ficción #MicroCiFi256 - Semana 5 - Ciclo

Eva estaba agotada; llevaba trabajando en el laboratorio 364 días. Se levantaba, mezclaba sustancias, analizaba resultados y se marchaba a la cama con la frustración pintada en la cara. Se sentía una máquina, repleta de piezas internas que la obligaban a moverse contra el cansancio, la rabia y el miedo. Sin embargo, cada noche, antes de dormir, encendía un pequeño aparato y surgían miles de partículas transparentes, casi invisibles, que se adherían a los colores de la habitación e iban formando, de a poco, la figura de su marido, Gregor.

El holograma emitía finos hilos de voz que se clavaban, cual flechas, en su recuerdo y la trasladaban a atardeceres que formaban parte del pasado. Eva lo sabía, en pocas horas se cumpliría el Ciclo.

"Ciclo", como se le conocía, era la mutación de un virus que se almacenaba en el sistema nervioso. Nació como catalizador de las capacidades mentales del hombre pero, en poco tiempo, se corrompió y mutó. Tardaba un ciclo de 365 días exactos para asesinar al portador que, desde el primer día, quedaba inconsciente y recluido al encapsulamiento.

Gregor moriría en diez minutos. Eva confiaba que la cura reposaba entre sus dedos; una inyección, última esperanza. La clavó en el corazón de su marido: sin resultados. Un abismo consumió su alma: había fracasado.

Sin embargo, mientras lloraba, Gregor recuperó el color, sus músculos recobraron la movilidad; pero, de pronto, miles de parásitos fueron consumiendo su cuerpo hasta convertirlo en una masa negra. Eva lo vio horrorizada.