Al despertar desconociendo lo ocurrido la noche anterior, recapitulaba -Ok, fui a un bar local luego de ser despedido, bebí en la barra solo, estuve un par de horas y…- el joven Carlos frotaba su frente esperando que cual lampara mágica se cumplieran sus deseos: desvanecer el dolor de cabeza y recobrar la memoria.

Notó en aquel instante que no se ubicaba en casa, lo inusualmente impecable de la blanca habitación lo inquietó, se levantó y observaba hacia la puerta cuando esta durante un instante se volvió translucida, permitiendo que ingresara lo que parecía una mujer. Atónito cayó al suelo inmóvil de la impresión, pues se figuró que moriría.

La mujer alcanzó el celular de Carlos a escasos centímetros de él, colocó el artefacto en su oído y de pronto sus cabellos de fibra óptica iniciaron movimiento e interactuando con el dispositivo en menos de 2 segundos extrajo toda la información.

-No tengas miedo, sólo buscamos datos- Dijo con una dulce voz digitalizada y al momento le regresó su teléfono; sin saber cómo, Carlos adquirió el valor para aceptarlo de vuelta.

-No nos hemos olvidado de ustedes, queremos comunión nuevamente- Fueron sus últimas palabras mientras extendía su mano hacia él en lo que parecía un intento de caricia y al contacto, se desmayó.

Cuando él volvió a abrir los ojos era de noche y su corazón se aceleraba como su respiración. Esta vez frotaba su frente con el único deseo de resolver si esos vividos recuerdos eran reales o no.