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El quinto "externario"

Ramón vivía en una cabaña destartalada, cerca del mar; sin historia, porque nunca lograron sacarle palabra clara, que pudiese dar pista acerca de su vida.
La comunidad de pescadores siempre habló de él. Ancianos, a sus hijos y los hijos a los hijos, por mucho tiempo.
Acerca de su origen, preguntas sin respuestas, por lo menos, sin respuestas concretas y contundentes; porque Ramón hablaba de historias “incoherentes”, según la apreciación de los lugareños.
Una tarde fui a fotografiar ocasos y allí estaba Ramón, como cada tarde. Vestía ropas muy raídas, pantalón recogido a media pierna, camisa desabotonada, ambas color kaki verdoso y unas sandalias de cuero, bastante desgastadas. Estaba barbado, el cabello corto y un redondel de calvicie en la coronilla.
Decidí investigar. Cautelosa, me acerqué, me senté en el mismo tronco que Ramón y me quedé absorta, mirando el horizonte. Levanté mis manos como en un ritual y ¡sorpresa! Ramón me dijo:
—Maga Creta, ya vienen por nosotros, vi las luces hace tres noches, el quinto “externario” se ha cumplido. Cinco siglos fuera de casa. Mañana, mañana… -y ya no dijo más-.
La tarde siguiente, acudí a la playa. Ya el mar se había tragado al platillo-sol y de repente, una brillante luz bajaba hasta el tronco donde Ramón estaba sentado. Una nave triangular con algunos escritos a un costado “00♠CR71”, despachó un haz de luz violácea y en fracción de segundos, Ramón ya no estaba, ascendió por la luz y sólo quedaron sus ropas y sandalias.
¿Cinco siglos vivo? ¡la inmortalidad!

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Original e inédito de @armonia

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Participación que dejo en atención a las bases del concurso