Mi querido Sócrates.

Primero que nada, cabe destacar que estoy muy emocionada de ser parte de éste nuevo mundo, de ser parte de la belleza de la literatura, especialmente gracias a Cervantes. Es hermoso poder tener uno de éstos métodos de expresión artística y admirar dicho talento diariamente, compartirlo y gritarle al mundo lo divino que es practicarlo. A continuación, les dejo uno de mis escritos, hecho con mi corazón al igual que todo mi material, lleno de melancolía y nostalgia.

Sócrates... ¿en dónde está tu supuesta sabiduría que me juraste inculcar antes de tu partida? Antes de tu insípida salida hacia mi hastia integridad, recuperé pedazos de mi dignidad, caminando sola debajo del océano pacífico yendo en dirección incorrecta hacia nuestro destino, el que nunca se otorgó, el que nunca se desenvolvió y desnudó ante mis ojos, tú, mi Sócrates ¿qué te hizo creer que pudiste derrotarme en nuestra batalla a prueba de sangre? Tus teorías contradictorias nunca tocaron mi melancolía, nunca derrotaron mi mar lleno de tiburones, mi viento guiándome al oeste y mis ganas de respirarte hoy más que nunca, más que a nadie, más que tanto, más que nada.

Corrí en tantas direcciones que ni brújula tengo... sentada en mi fría cama recordé como tocabas mis pensamientos lentamente, apasionadamente sin mirar atrás o sin analizarlo tanto, eras tan mío, que recordé que tu partida me hizo ser nada de ti, nada, porque dime ¿al menos fui tuya alguna vez? ¿Lo fui?

Pensamientos Mélabus.
22-11-2017. VM.