TÚ ERES EL PROTAGONISTA DE TU VIDA

 ú eres el protagonista de tu propia vida, puede ser que todavía no lo sepas, que nunca lo hayas pensado, pero eres el protagonista de tu propia vida, es cierto no eres el único actor, la historia sería demasiado aburrida si lo fuera, pero eres el protagonista, el director de la trama, aquel de quién  depende en la ultima instancia todas tus cosas. Aunque no eres autosufiente, aunque no te bastas a ti mismo eres el responsable de todo lo que sucede contigo en más o en menos eres el responsable de tu propia vida, tú eres autodependiente. Autodependiente, significa dejar de colgarte del cuello de otros, claro que necesitas la ayuda de otros en algún momento, pero mientrastú tengas la llave esté la puerta cerrada o abierta nunca estarás encerrado. Autodependiente significa hacerte cargo de ti mismo.

Autodependiente significa hacerte las tres preguntas existenciales básicas: ¿Quién soy yo? ¿A dónde voy? y ¿Con quién?. Cuidado de tratar de decidir a dónde voy según con quién estoy. Cuidado con definir quién soy a partir de quién me acompañe, no puedo decidir mi camino desde ver el tuyo y no debo definirme a mí por el camino que estoy recorriendo, voy a tener que darme cuenta que soy YO el que debo definir primero quién soy.

Eres tú el que definirá primero quién eres, eres tú el que definirá primero cuál es tu camino, entonces te puedes preguntar quién te acompañará y a la hora de preguntarte qué hacer para no perder el rumbo será hora de que empieces a preguntarte hacia ¿Dónde te diriges y quién eres?.

¿Quién soy?.  La verdad que no solemos hacernos esta pregunta y seguimos preguntando a otros quiénes somos, si estamos bien vestidos, si hicimos bien el trabajo, si fue apropiado lo que dijimos... Estamos demasiados acostumbrados a ceder nuestros ojos a los demás para que los demás nos miren y nos digan cuál es nuestro propio criterio.

Concédete a ti mismo el permiso de estar y de ser quien eres, en lugar de que otro determine dónde deberías estar o cómo deberías ser. Concédete a ti mismo  el permiso de sentir lo que sientes, en vez de sentir lo que otros sentirían en tu lugar. Concédete a ti mismo  el permiso de pensar lo que piensas y también  el derecho de decirlo o callartelo. Concédete a ti mismo el permiso de buscar lo crees que necesitas del mundo, en lugar de esperar que alguien más te de permiso para obtenerlo.