Maríe

in #literatura5 years ago

-Lo siento mucho! -gritó el hombre desesperado.

-¿Porque lo haz hecho?, ¿acaso no te bastó con Marié? -le gritó una misteriosa voz.

-Lo se, pero… -suspiro -es una enfermedad que no puedo controlar.

El sujeto se encontraba de rodillas, en medio de una habitación. Sus manos estaban cubiertas de sangre. Frente a él, yacía el cuerpo de persona muerta. Se trataba de una mujer de cabellos negros. Toda su ropa estaba rasgada a un costado. Ésta, permanecía totalmente desnuda. Tenía cortes profundos por todo el pecho. El hombre soltó de su mano derecha lo que parecía un cuchillo.

-Oh mi Camille! si tan solo hubieras dicho que sí. -acarició el cabello de la mujer sin vida. -Eres tan hermosa.

De repente, se levanto y corrio hacía la pared más cercana. Un fuerte estruendo resono por toda la habitación. El hombre había golpeado su cabeza contra un espejo. Inmediatamente se tiño el rostro del rojo brillante de su propia sangre.

-Ya no me digas que debo hacer! Vete! Vete lejos! -gritaba el hombre mientras daba cabezasos repetidos contra el roto espejo.

-Detente! no seas estupido. ¿Acaso no quieres llenar el vacío que dejo ella? -le respondió la voz.

-¿Porque tienes que recordarla? -dejo de golpearse. -ella ya no está cerca, se ha ido y lo único que me queda es la soledad.

-Mientras este contigo, nunca jamas estaras solo. -le replicó la misteriosa voz.

Dando pasos torpes se acerco de nuevo al cuerpo de la mujer. En voz baja le pidió perdon por lo que había hecho. Luego la arrastro hasta un viejo y oscuro sotano. Una vez allí, abrió una puerta de madera y siguió arrastrando a la mujer. Al encender las luces, varios cuerpos tirados unos encima de otros se notaron al instante. Se trataba de una especie de bobeda humana. Alzó el cuerpo de la recién muerta y lo lanzó al montón.

-Siento mucho todo esto, no soy yo el que les ha hecho daño, solo es la voz en mi cabeza, solo es ella, siempre aquella voz.

Salió y cerró la vieja puerta. Puso un enorme y envegecido candado para asegurarla. Subió las escaleras y se dirigió a la sala. Se sentó en un gran sillón marrón que había al frente de un polvoriento televisor. Una vez allí, cerró los adormilados ojos y al cabo de unos minutos de completo silenció, despertó.

A un lado de él y en un sillón mas grande, se hallaban dos mujeres, una era su esposa y la otra su hija. Ambas estaban riendo y disfrutaban de un programa de tv que estaban transmitiendo. El hombre confuso se levantó y corrió al sotano, abrió la decrépita puerta y entró. Prendió las luces y para su sorpresa, no había nada. Atónito, se giro para subir las escaleras y al hacerlo, sintió un dolor agúdo en el centro de su estomago.

Su mujer había ido directo hacía él con un enorme cuchillo de cocina. El hombre la miro directo a los ojos con terror y fue cayendo lentamente. Desde arriba de las escaleras, se escuchó la voz de una niña.

-Mamá, ¿ya ayudaste a papá?, ¿sufrió? -la niña sonrió un poco.

-Ha sido rápido y sin dolor mi querida hija. -La mujer acarició el cabello del hombre. -ahora papá está mejor.

Dejó el cuerpo sin vida del hombre y subió las escaleras. Se dirigió al gran sillón y se sentó.

-Juraría haberte visto mi dulce Marié. -dijo la mujer mientras sonreía. -aún no me hago a la idea de que sólo estás en mi cabeza.

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