Capítulo 1 - Lo más tétrico del amor

woman3006 (55)in #life • 6 years ago (edited)

Julio, 2016.

—¡Mierda! —Grité ¿Qué me voy a poner? —Obviando el hecho de que tenía demasiada ropa, traje la maleta repleta. Opte por un short de jean y encaje, un suéter blanco de algodón y los tenis más sucios que pudiera encontrar en el mundo.

Me di por vencida observando a la chica de pelo castaño y ojos café exageradamente grandes que me miraba en el espejo, no pienso cambiar de opinión sobre mi atuendo o no terminaré de cambiarme jamás. Era raro, quizás estaba nerviosa pero no lo suficiente, tenía un nudo en la garganta y un mal presentimiento justo hoy. Ya había visto a Andrés desde que llegué a la ciudad aunque nunca a solas.

Mis manos pican y hago de suponer que se debe a los nervios, pero no puedo quitarme esa jodida sensación de que hay algo mal en todo esto.

Resumiendo la historia y ahorrando detalles, no sé cómo explicar mi relación, supongo que lo principal es mencionar la distancia. ¿Cómo se puede sobrellevar una relación a distancia en estos días? Es difícil, sin embargo hay algo de peculiaridad en lo que Andrés y yo tenemos que con palabras no sé explicar.

Casi tres años fueron suficientes para que un amor fluyera, aunque haciendo un punto y aparte hago de pensar que supimos llevar esto de la forma en la que nadie jamás hubiera soportado.

Muchos a quienes les hubiera explicado lo que sentíamos no reaccionarían con los gestos esperados, de solo escuchar que dos personas se quieren a distancia, no se conocen aún y sin embargo aceptan liberalmente el hecho de estar con otras personas por cada lado es difícil de entender hasta para nosotros, pero así funcionábamos.

¿Cómo sobrellevamos los celos? Por alguna razón nunca sentimos celos del otro, si así fuese tenemos la capacidad de hablarlo y tratarlo de tal forma que no nos afecta.

Casi siempre solo uno de los dos estaba en una relación, nada serio, no podíamos mantenernos con otras personas sabiendo que estábamos hechos el uno para el otro; de igual manera si algo iba mal en alguna relación estábamos para apoyarnos y aconsejarnos, algo ortodoxo, es una madurez que desarrollamos desde la primera vez que hablamos.

Todo ha sido perfecto durante años y meses, estos últimos días más que todo, ambos estamos emocionados y las expectativas de todo están a su máxima capacidad.

Desde hace unos meses para acá nuestra relación se fortaleció más que nunca, la idea de poder estar juntos al menos poco tiempo se volvió uno de nuestros sueños más preciados y se estaba haciendo realidad.

Es complicado, supongo que no cualquier persona tiene las agallas ni la capacidad mental de afrontar estas cosas y menos a esta edad, pero me gusta lo peculiar, el misterio, que extrañarlo tanto solo me produzca más ganas y me motive cada vez más a luchar por él.

***

Son más o menos pasadas las diez de la mañana, el día en verdad estaba hermoso para ir al parque. Esta ciudad tiene algo que me causa una felicidad indescriptible, no sé exactamente que decir al respecto, quizás tiene que ver con el hecho de que me siento libre en un lugar que no conozco y es lo que siempre he querido en la vida.

Soy muy cobarde, no me atreví a esperarlo en la entrada del parque así que le envié un mensaje antes de salir de la casa para avisarle que lo esperaría frente a la gasolinera, un par de minutos más tarde lo vi aparecer en la esquina sonriendo de oreja a oreja. Lucía despreocupado, con un suéter blanco y un jean desteñido, mentalmente nos pusimos de acuerdo con respecto a la vestimenta.

Si existe alguien en esta vida aparte de mi familia a quien podía amar con locura era Andrés, me enamoré como cuando te quedas dormida, literalmente con los ojos cerrados; aprendí de él lo que probablemente no hubiera aprendido de nadie, principalmente los riesgos que uno toma por amor y los que no se deberían tomar nunca, que las personas van y vienen aunque algunas se queden.

Si vas a dar traspiés en la vida con alguien, se hace bien o no se hace, porque el tiempo sigue corriendo y las personas aún de grandes aprendemos a caminar, cayéndonos.

—¿No te enseñaron a cruzar la calle? —Dice parándose a mi lado.

Alto, guapo, realmente guapo y más en sus jeans rotos, ese suéter blanco de lana, cabello cobrizo rebelde y esos ojos oscuros que podían derretir hasta el iceberg más firme.

Andrés Valencia siempre fue peculiar, es imposible de comparar con cualquier otro chico aunque su definición sea tan común. Era músico y futbolista a la vez, el tipo de chico carismático y extrovertido del colegio, ligar se volvía algo muy fácil con quien sea, podía tenerlas a todas o a ninguna si así lo quería. Pero detrás de toda la buena imagen que mostraba estaban sus demonios, está ahogado hasta el cuello de problemas familiares, padres separados. En específico su madre era un problema y su hermana menor no se quedaba atrás —O eso me contaba —una persona común y corriente pero más fuerte que el resto.

—Soy cobarde y lo sabes. —Digo intentando esconder mi sonrisa.

Aún no conozco muy bien la ciudad, me da pánico estar sola en la calle o en este caso me da pánico esperar y que esa persona nunca llegue. Creo que es un miedo imposible de evitar, la decepción en la espera del amor.

—No eres nada cobarde, te conozco más que tú misma. —Me dedica su sonrisa más tierna, esa que suele estremecerme y enamorarme de él cada día como si fuera la primera vez.

No mentía, de todas las personas en el mundo él tenía base para decir que me conocía perfectamente. Y aunque fuese muy ilógico, sin verme alguna vez en la vida podía reconocer mi tono de voz, sabía si lloraba aunque no hablara con él, si el día era bueno él ya lo sabía mucho antes de contárselo, asusta, pero es increíble.

—Oye cerebro ¿Qué haremos hoy? —Pregunto mirándolo sobre mi hombro.

—Lo mismo de siempre pinky, tratar de conquistar el mundo. –Tomamos camino en dirección al parque, nos detenemos en el semáforo y toma mi mano mientras lo miro.

—Es primera vez que me tomas de la mano. —Digo y el ríe.

Estaba muy nerviosa, me sudaba la mano que enlazaba con la suya, las piernas me temblaban y sentía algo en el estomago imposible de descifrar. Un segundo eran golpes y luego de un instante eran cosquillas; mis sentimientos no se estaban apegando a un mismo ritmo, todo dentro de mí era un lío y solo él podía provocarme tal cosa.

—Tengo entendido que aún no cruzas la calle sola. —Se burló.

Para ser jueves me impresiona ver tanta gente en el parque, aún caminando de la mano estamos en silencio, se siente extraordinario poder disfrutar con alguien solo caminar, respirar y morir pensando en todo lo que no es debido hacer en un lugar público. El momento dura poco y empieza a llover.

«quizás este era el mal presentimiento que tenía desde que salí de casa...» Digo en mi mente para calmar la ansiedad.

Corrimos hacia el cafetín huyendo de la lluvia, mucha gente cerca tuvo la misma idea así que el espacio se llenó rápido.

El parque era exageradamente grande, si mal no recuerdo es un zoológico también, hectáreas de césped y arboles inmensos, lagos y una cantidad innumerable de animales. pero en medio de esta ciudad tan complicada y desordenada es lo más cercano que hay a un descanso, o por lo menos algo con lo que se puede respirar "Aire puro" solo que con un toque de olor a gasolina y humo. Perfecto.

—Bonito día para usar tus shorts. —Dijo jalándome hacia él.

—Viviendo en una isla ¿qué esperabas? ¿Suéteres de lana y abrigos para la lluvia? Lo dices como si te molestara.

—Me molesta. —Me toma de la cintura. —Mucho.

Antes de darme cuenta su boca ya estaba sobre la mía, no es necesaria más de una milésima de segundo para que el beso se vuelva electrizante, quizás no sea el termino correcto pero se le acerca. No cualquier persona tiene la habilidad de proporcionarte este tipo de sentimientos con un beso, que te suden las manos, que se borre tu mente por completo y el resto del mundo, que solo seamos nosotros dos conectándonos y hablando con nuestro propio dialecto. Se vuelve más excitante si es algo que durante mucho tiempo estabas esperando obtener y no mentiré, supera mis expectativas.

Se siente raro. Es increíble besarlo por primera vez, saborearlo, que me diga te amo de esta forma porque él es todo lo que quiero en este momento. La vez anterior de vernos cuando mucho y pude abrazarlo, ese día en verdad estaba en pánico, tanto que creí que me desmayaría al verlo. No fue un buen día después de todo, intenté matar dos pájaros de un tiro y junté a Andrés con Simón.

No sé cuánto tiempo me perdí en mis pensamientos, pero no me percaté en que había dejado de respirar así que cuando se separó me ahogué en aire.

Inhalé una y otra vez hasta llenar completamente mis pulmones de aire.

—¿Te dejé sin aliento? —Dice riendo.

—Sí, tus encantos resultan demasiado para mí. —Logro decir.

—Debes tener frío. —Se saca el suéter y me lo entrega, sin pensarlo dos veces me lo pongo y me él queda mirando.

—¿Qué?

—Te ves linda con mi ropa, sube, ya paró de llover. —Se inclina y subo a su espalda.

El parque era tan extenso que perdí la noción del tiempo, la conversación se centró más que todo en lo que haríamos con nuestras vidas. Andrés se estaba graduando de Bachillerato y a mí me faltaba un año, tenía pensado mudarme a esta ciudad al terminar el colegio pero sin embargo para ese entonces él ya no estaría aquí; tendría que hacer mi vida con el pensamiento de que hubiera pasado si las cosas fuesen diferentes y no creo que lo aguante, porque soy yo la que está luchando.

¿En que nos afectaba a nosotros esa distancia si ya durante años habíamos soportado otra? No es igual estar en el mismo país que en diferentes, ya era difícil la distancia y no sería seguro un éxito estando más lejos, así que no sabíamos que podía pasar, no podía esperar más años para saber si entre nosotros existiría otra posibilidad.