Casualidad y Causalidad

in #life7 years ago (edited)


A veces nos preguntamos el por qué nos pasan las cosas. Cuando conocemos a alguien y existe entre ambos algunas cosas en común, como cuando les gusta la misma película o aquel plato que creías que era un plato atípico. Decimos "¡Vaya! Qué casualidad". También nos ocurre, cuando, por alguna razón, decidimos no ir a algún sitio al cual queríamos ir y ocurre algo malo en ese lugar o, de la misma manera, ocurre algo bueno. Pensamos "¡menos mal!" o "quizá no era para mi", dependiendo de lo que ocurra.

La casualidad está tan imbuída en el ser, que creemos que todo lo que nos ocurre es producto de ella. Tanto en el trabajo que empezamos a ejercer la semana pasada, pues "qué casualidad que necesitarán justo a alguien que supiera hacer lo que yo sé hacer", como en aquella chica que nos encontramos en el bus, luego en el ferro y, por último, ¡también en el metro! Por lo primero que nos llega a la mente es "no, es demasiada casualidad. Tengo que hablarle", y termina convirtiéndose en el amor de tú vida. Como, también, en aquél amigo que hiciste en la cancha, porque le diste un pase y él terminó marcando el gol del triunfo. Y, por último, hasta en tu madre o tu padre, seguro piensas "qué casualidad tener a los mejores padres de este mundo. No hay otros iguales".

¿Será todo producto de la casualidad? Dependiendo de cómo lo enfoques, quizá sí.

Yo creo, más bien, que todo es producto de la causalidad, en contraste con la casualidad, debido a que nada pasa sin quererlo. Todo es producto de una causa lo cual produce un efecto. Está demostrado en la ciencia, sean naturales o sociales, porque si calentamos el hierro, este se dilatará; o si actuamos y pensamos de una determinada manera, cumplimos ciertos rasgos psicológicos identificables, que nos definen como ser humano.

Ahora, ¿por qué creo que todo es producto de una causalidad y no de la casualidad?
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En primer lugar, cuando elegimos ver una película o leer un libro, nos sumergimos en un mundo paralelo creado por esa historia plasmada en la pantalla o papel. Nos podemos sentir identificados con aquello que nos ha sucedido a lo largo de la vida, o con aquello que deseamos que nos suceda, o que, simplemente, no deseamos que nos pase. Pero todo eso que se genera respecto a aquella historia paralela es producto de algo previo: la decisión que tomaste al verla. Pues, si te hubieras decidido en no verla, nada de esto se hubiera generado y cuando conversaras con aquella persona que le gusto la misma película o el mismo libro, no tuvieran esa similitud en sus gustos. La decisión es la causa, que te guste y todo lo que ello conllevo, es el efecto. Una relación de causalidad. También se podría generar la polémica: si no me hubiera gustado, ¿qué pasaría entonces? ¿Sería igualmente causalidad? La vida es un abanico de posibilidades, en donde si eliges hacer esto o aquello, terminas decidiendo el rumbo que tendrá tú vida a partir de entonces, por lo que si no te hubiera gustado, entonces tu vida hubiera cogido un destino distinto al que ya tienes, pues tus gustos y acciones serían totalmente distintos. Por lo tanto, no veas casualidad a aquella película en común con alguien. Es gracias a lo que decidiste que querías hacer y querías que te gustara lo que provocó esa similitud de gustos.

Ocurre lo mismo cuando decides no ir a algún sitio y allí ocurre algo malo. Confíaste en ti y decidiste no ir, ya sea porque no te sentías bien o, sencillamente, no tenías tantas ganas de ir. Porque si lo hubieras deseado con suficiente fervor, hubieras ido. No fue casualidad, fue una causa, tus ganas de no ir, y efecto, que no fuiste. Lo que ocurrió luego, ya sea bueno o malo, sólo debe enseñarte a la toma de decisiones que podrás tomar en el futuro.
En el trabajo ocurre lo mismo: decidiste irte por un rumbo laboral y el produto de ese querer fue aquél puesto de trabajo que era perfecto para ti. No es casualidad, pues en el mundo hay todo tipo de trabajos con vacantes totalmente libres, pero es gracias a las decisiones de las personas para tomarlos, para hacer eso que tanto les gusta, o que no les gusta, pero que igual deciden hacerlo por alguna razón, que esas vacantes empiezan a ser llenadas. Entonces, es producto de un conjunto de decisiones lo cual determinó que prefirieras ir por esa área en la que eras bueno, o ese riesgo que tomaste para hacerlo, que determinó el rumbo que tomaría tu vida, lo cuál te recompenso con ese trabajo que sólo tú podías ejercer. No es producto de la casualidad, pues nada ocurre sin dar el primer paso, y eso es lo que tú hiciste: diste un paso en tu vida para ejercer ese trabajo.

De igual manera, aquella chica que te encontraste tantas veces y, creyendo que fue "demasiada casualidad", decidiste hablarle y se volvió en aquélla tan importante en tú vida, no fue casualidad. Decidiste hablarle, en primer lugar; pero antes de eso decidiste usar ese transporte público, en vez del anterior o el siguiente. El anterior, porque te paraste tarde, debido a que querías dormir un poco más, o creíste que tenías suficiente tiempo, o, simplemente, quisiste y ya, y no llegaste a tiempo. El siguiente, porque te paraste tarde, o tenías las mismas razones anteriores y no podías retrasarte más. De igual manera te ocurre con el ferrocarril, pues no querías esperar al otro e irte sentado, porque ibas tarde o simplemente detestas esperar, cosa que de igual manera te ocurrió con el metro. Entonces, empiezas a darte cuenta que no es producto de la casualidad, si no de un conjunto de decisiones que fuiste tomando a lo largo del día, lo cual empezó a transformarlo en el día en donde conociste al amor de tu vida. No la conociste por casualidad, si no por la causalidad de lo que hiciste.

Por otra parte, está ese amigo que hiciste en la cancha, porque decidiste hacerle un pase que terminó siendo el gol que le dio la victoria al equipo. Quizá no querías hacerte amigo de él, pero fue inevitable. No fue casualidad su amistad, fue un producto de la decisión que tomaste en un momento cumbre del partido, porque, si te fijas bien, pudiste dársela a otro y, quién quita, también era gol y se vuelve, de igual manera, en tu mejor amigo, pero no lo hiciste. Decidiste y de eso se trata. De decisiones que cambiarán tú vida, que terminarán por mejorarla, ya sean como un fallo que tratarás de no volver a cometer o un acierto que te enseñará mucho. Todo depende de ti, no de la casualidad. La vida es eso: un gran conjunto de puertas, en donde sólo tú tienes el manojo de llaves para abrirlas todas, abrir la que te provoque o, simplemente, no abrir ninguna, como tú quieras.

Por último, quizá dirás que es imposible tener a los mejores padres del mundo de otra manera que no fuera la "casualidad" y, quizá, tuvieras razón, pero no lo veo tan claro. Tener a los mejores padres, los más compresivos y los que te consienten más, no lo considero producto de la casualidad, eso se debe a que ellos decidieron tenerte, cosa que sin esa decisión ni siquiera hubieras existido. La causa fue el amor que se profesaron, tú, el efecto de dicho amor.

La causalidad representa la vida que conocemos, porque nosotros decidimos sobre ella. Dejemos de pensar que las cosas nos pasan por "casualidad", por caprichos del destino. Las cosas suceden de acuerdo al flujo de acciones que nos atrevemos, o no, a realizar.![Casualidad o Causalidad.png])

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Vaya post, muy intenso. Yo creo en eso de que todo sucede por un motivo, ya sea el destino o como quieran llamarlo... Pásate por mi último post y dime qué te parece. Saludos, nos seguimos?

Todo sucede por algo, todo tiene un motivo. Es interesante saber cada punto de vista.

Perfecto, lo haré. ¡Seguro!

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