Historia de la vida Yacareal 2.

En esta complicada época de pandemia parecen volverse todos locos con el confinamiento en sus hogares. Hay cuatro personajes:
1.El cajero, 2.La señora viejita 3. El chaca, 4. El chaca dos.

Fui a a hacer unos pagos a una de esas tiendas que tal cual plaga del capitalismo se encuentran en cada colonia de la CDMX llamados OXXO, que se han dado a conocer en el folcklor mexicano porque a pesar de tener dos o más cajas siempre te atienden en solo una, como era de esperarse en esta ocasión así fue.

Había una fila de unas 5 personas con cubre bocas manteniendo “su sana distancia”, yo era la segunda de la fila después de una señora mayor que en su mandil traía un bulto.

Al pasar me di cuenta de que ese bulto estaba lleno de monedas de $10, señalándolas dio la indicación al cajero de que con ellas iba a depositar $1,000, mientras lentamente hacía montoncitos de 10 monedas.

En eso se para un sujeto en la puerta moreno, portando una camiseta blanca percudida, con el pelo engelado y con un tatuaje chocarrero de la santa muerte en el brazo.

Le comenta al cajero: “Oye carnalito, no tendrás una bolsa grande que me regales. Es para limpiar unas cosas de la Santita que está aquí cruzando la calle”.

A lo que el cajero le comentó que ya no daban bolsas y que no tenían.
El Chaca con una actitud arrogante le contesta: “Ándale wey, no seas mal pedo, ve a buscar a la bodega seguro tienes algo.”

El cajero saca una bolsa de abajo del mostrador diciendo “Ten solo tengo esa, ya no damos bolsas”

El ñero le responde aún más agresivo: “Pues entonces dame unas 5 de esas wey”. El cajero se reserva a decir que no tiene más y el chaca se va molesto.

La señora viejita ensimismada seguía contando sus monedas.

Todos nos encontrábamos sacadisimos de onda, pues por la actitud agresiva del sujeto, no sabíamos si vendría drogado, armado, tenías planes de asaltar la tienda o golpearía al cajero que solo hacía su trabajo.

No pasaron ni dos minutos y regresó el sujeto con otro vato igual de chaca; el chaca dos con una prepotencia tremenda y alzando la voz se dirige al cajero y le dice: “¿Qué no le quieres dar una bolsa a mi carnal?, consecutivamente se asoma por el mostrador y el cajero ya enfadado también le responde “¡ya no tengo más, no hay!”

En eso la vieja grita en medio del caos: “¡Ay ya me equivoqué, tendré que volver a empezar!”

Todo se quedó en silencio unos instantes mientras la señora volvía a guardar las monedas dentro de la bolsa.

El chaca le avienta la bolsa al cajero y le dice: “Toma tu chingadera”… dirigiéndose a la señora le dice “Usted disculpe madrecita” y se retiran...