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Hola Amigos...

Te has sentido en algún momento abrumado ante algún problema o preocupación en tu vida? Sí tu respuesta es afirmativa, Créeme, ¡NO ERES LA ÚNICA PERSONA A QUIEN LE SUCEDE!. Aún El Señor Jesucristo sintió angustia en su vida tal como lo podemos comprobar en la Palabra de Dios.

Leamos por un momento Marcos 14:32-42. Es el pasaje muy conocido que lleva por título "Jesús ora en Getsemaní".

"Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro; Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras. Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle. Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos; he aquí, se acerca el que me entrega."

Aquí vemos una frase clave: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte". El evangelista Lucas completa este cuadro diciéndonos que "estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra" (Lc 22:44). Notemos pues, la intensa perturbación emocional que sentía el Señor Jesús ante la perspectiva que se le presentaba, y también su estado de extremo dolor y angustia.

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Estos son uno de los pasajes más profundos y misteriosos de la Biblia y por tanto, no pretendo dar un estudio teológico o explicación de lo que aquí sucede pues ni soy teóloga ni mucho menos una erudita bíblica. Sin embargo hay dos cosas que he aprendido con este estudio y quiero compartirlo con ustedes:

1.- La angustia o la preocupación pueden presentarse ocasionalmente en nuestra vida.

La vida está llena de circunstancias y decisiones que afectan nuestras emociones. Así como hay momentos de alegrías, existen momentos de tristeza y angustia, y nadie está excento de est. Ejemplo de ello es lo que vimos en los pasajes bíblicos que leímos anteriormente, donde el Señor Jesucristo se enfrentaba al momento crucial de su ministerio, y en su angustia, recurrió al socorro del Padre Celestial. Con esto he aprendido que no se trata de ser "super humanos" o "super santos", inmunes a los problemas, sino de entender que éstas son cosas normales por las que ocasionalmente todos pasamos; pero ante estas circunstancias, lo primero que debemos hacer, es lo mismo que Jesús hizo: BUSCAR LA DIRECCIÓN Y AYUDA DE DIOS EN ORACIÓN. Cuando sabemos y entendemos la magnitud del problema al que nos enfrentamos, podemos sentir angustia, pero no desesperación, pues sabemos que Dios tiene el control; así que, acudamos confiadamente ante El Padre Celestial y preparémonos en oración para enfrentar cualquier problema, y Dios nos dará la victoria en su perfecta voluntad tal como lo hizo en la vida de Jesus, nuestro Señor. Getsemaní fue el lugar donde el Señor tomó la decisión de ir a la Cruz, mientras que en el Calvario fue donde la materializó.

2.- No debemos aislarnos cuando estamos angustiados o preocupados.

La amistad es un valor entre los seres humanos y es además, uno de los dones más importantes de Dios. La vida de Jesús no podía ser diferente; vemos a lo largo de los evangelios numerosos ejemplos de como El Señor valoraba el concepto de la amistad, al punto de que en una ocasión les dijo a sus discipulos "Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.". (Juan 15:15).

Retomando la escena de Jesus en Getsemaní, podemos ver que aunque Jesús oraba solo, sin embargo en esta ocasión quería sentir la cercanía de algunos de sus discípulos, así que escogió a tres de ellos: Pedro, Jacobo y Juan para que le acompañaran a cierta distancia, convirtiéndose luego estos amigos, en testigos de la terrible lucha que Jesús mantuvo en esa noche, pero luego, serían testigos de su resurrección. No vamos a juzgar aquí si el comportamiento de estos amigos que Jesús llevó a Getsemaní, fue correcto o no, aquí lo importante a destacar es el hecho de que Jesús aunque sabía que iba a estar solo en el momento del sacrificio en la cruz, esa noche quiso sentir el apoyo de sus amigos más cercanos ..."Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo." (Mateo 26:38).

No nos aislemos en los momentos de angustia o preocupación, busquemos el apoyo de nuestros amigos más cercanos, nuestros hermanos en la fe y de nuestros familiares, pues ellos son un pilar fundamental en nuestra vida emocional.

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