Mis salvavidas

Hoy hablando con mis amigas de la universidad, recordé muchas cosas.

Hay una frase que leí en alguna parte que dice algo tipo: "para escribir de amor hay que estar enamorado o tener el corazón roto... y no sé qué es peor" (parafraseando al autor que no recuerdo el nombre)

Esto lo escribí la primera vez que me "rompieron el corazón"

" El sonido le pareció ensordecedor, tuvo la certeza de haber despertado a todos en la casa y, seguramente, a los vecinos más cercanos. Ese fue un pensamiento aislado, no lo hizo consciente, no era de importancia, aunque más adelante se maravillaría con esa extraña capacidad de la mente humana, como cuando te encuentras en el funeral de una persona muy amada y de repente piensas en el color que quieres para los cojines de la sala. Sin embargo, ese horrible ruido de vidrio quebrándose que suponía había perturbado la tranquilidad de cualquier ser vivo en un radio de ocho kilómetros, no fue escuchado por nadie salvo por ella misma. Se puso la mano en el pecho y sintió, literalmente, el corazón hecho trozos, por un instante sonrío entre las lágrimas, fascinada por el dramatismo hermoso que resulta cuando algo puro se rompe".

Se suponía debía convertirse en un best seller jajajaja, sería una gran novela de época sobre desamor y quizás sexo o pureza extrema... se quedó allí, en ese párrafo, aunque me ayudó a desahogarme. ¿Saben? cuando te sientes mal y escribes sobre ello, y exageras los sentimientos... te calmas, al menos a mi me pasa.

Este post no trata sobre ese párrafo en sí, ni sobre escribir...

¿Quién ha tenido su primera ilusión a los 19 años?
¿Quién, a los 19 años, correspondió su primer beso?

Haré un paréntesis para que entiendan.

Cuando murió mi papá yo tenía 16 años, es el hombre de mi vida.
No me hundí en desesperación, no busqué drogas, no dejé la escuela... continúe mi vida, pero la paralicé.
No quería, no deseaba, seguir... pero lo hice, porque en realidad no hay otras opciones.
Seguí estudiando, hablaba con mis amigas, intenté realizar mi plan de vida... ese que él conoció y aprobó.
Pero no dejé entrar a nadie nuevo.
Quería paralizarme, en la niña que conoció para no cambiarme... me aterraba la idea de volverme una desconocida para él.
Y lo logré.
Paralicé mi vida, alejé a nuevas personas... nunca he sido alguien muy abierto, así que imaginen cuando alguien, de por sí tímido, decide cerrarse más.

Cerrando el paréntesis y volviendo al post, quiero recalcar el título "Mis salvavidas" porque empecé hablando del amor y toda la cursilería... pero no es lo único.

Mi primer salvavidas fue la universidad.

Así como cuando la vida te obliga a cambiar... y tú decides aceptarlo.
Yo, viviendo siempre en una casita de cristal, llegué a un lugar donde me veo obligada a hablar con nuevas personas.

Nuevas y diferentes personas, con muchos puntos de vistas y muchos estilos de vida... encontrando que me parecen interesantes sus opiniones, sus maneras de ver las cosas; y empiezo a adoptar algunas visiones como propias, modificándolas, agregando mi sello... pero al fin expandiendo mi mente a otras posibilidades. Y descubro que está bien pensar en lo que me gusta, que está bien BUSCAR lo que me gusta... que hay personas que lo tienen todo más complicado que yo y que a veces yo me complico sola.

La universidad despertó mis ganas de conocer, pero no era suficiente.

Allí decidí que no quería estar paralizada... y busqué otro salvavidas.

Encontré las rutas.
Las rutas son algo muy especial.
Claro que me ayuda a conocer personas... geniales personas, que se vuelven amigos en poco tiempo.
Pero se trata más de encontrarme a mi misma. Las personas que caminan lo saben, lo entienden... uno recorre kilómetros para llegar a un lugar; y llegas, es hermoso, sales de la rutina, tomas fotos, te emocionas... pero es el lugar más la persona que llegó, más tú, tú diferente... o un tú que se conoce mejor que antes.
En las rutas aprendo de mí, de mi lado "aventurero" y de lo que soy capaz a hacer.
Encontré las rutas y cambió mi vida... me sentí bien.
Con las ellas llegaron viajes seguidos, acampadas, playas y fogatas... y Venezuela, que parecía una desconocida.

Luego lo encontré a él.
O él me encontró.

Entonces vuelvo al inicio del post, a la primera frase de todo esto "Hoy hablando con mis amigas de la universidad, recordé muchas cosas".

Una amiga me dijo que el "primer amor" (entre "" los toques de telenovela, para agregar diversión jajaja) si se olvida; se olvida porque, bueno... pienso en él y no es que haya vivido algo realmente significativo, ninguna emoción tan fuerte, nada que realmente me marque "de por vida", no duró mucho... no fue mucho.

Les juro que me lo repito seguido, eso de "no duró mucho... no fue mucho" porque han pasado meses y sigo pensando en él.

Y no es melodrama, no es que me quiera morir por él, no es que llore, ni que haya paralizado mi vida... otra vez.

Pero ella me hizo pensar y me hizo recordar... e hizo que me preguntara ¿Qué co*o lo hace tan especial cómo para permitirle seguir en mi mente después de todo este tiempo?

Pienso que él llegó en un momento importante a mi vida.

Es por él y por mi, y por lo que me permití sentir con él.

Lo volví mi tercer salvavidas sin darme cuenta.

Y cuando la universidad me abrió puertas a mundos nuevos.
Cuando las rutas me abrieron puertas a una yo nueva.
Él me abrió puertas a emociones nuevas.

Un poco vieja para la gracia, lo sé jajaja.

Para no dejar inconclusa mi historia con él.
Terminó conmigo porque éramos muy diferentes, queríamos cosas diferentes... en fin, razones usuales por las cuales las parejas terminan.
Al final quedamos bien. Y agradezco lo que me hizo vivir.
Hay cosas que no quiero compartir, cosas que son solo mías... de los dos, si en algún momento él las recuerda.

Mis salvavidas fueron impulsos a cosas nuevas. Mis salvavidas son importantes porque yo había renunciado a esos impulsos... mis salvavidas me devolvieron las ganas y me quitaron las culpas.

Mis salvavidas me dijeron (sin saberlo) que cuando alguien se va no te puedes estancar (aunque quieras)... que no está mal quitar la pausa, empezando porque él (y ahora hablo de mi papá) nunca fuese querido que dicha pausa existiera.