Niños rosas vs Niñas azules.

Los niños no nacen sabiendo lo que significa ser un niño o una niña; lo aprenden de sus padres, hijos mayores y otras personas a su alrededor. Este proceso de aprendizaje comienza temprano. Tan pronto como el médico anuncia, basándose en la observación de los órganos sexuales externos del recién nacido, "es un niño" o "es una niña", el mundo que rodea a un niño comienza a enseñar estas lecciones. Ya sea que clasifiquen la ropa azul y la ropa rosada, los "juguetes para niños" y los "juguetes para niñas" o les digan a las jóvenes que son "bonitas" y que son "fuertes". Continúa en la pubertad y la adultez como expectativas sociales de la expresión y el comportamiento masculino y femenino a menudo se vuelven más rígidos. Pero el género no existe simplemente en esos términos I-0; el género es más un espectro, con todos los individuos expresándose e identificándose con diversos grados de masculinidad o feminidad. Las personas transgénero se identifican a lo largo de este espectro, pero también se identifican como un género diferente al que se les asignó al nacer.

En algún momento, todos los niños se involucrarán en comportamientos asociados con diferentes géneros: las niñas jugarán con camiones, los niños jugarán con muñecas, las niñas odiarán usar vestidos y los niños insistirán en usarlos, y el comportamiento no conforme con el género no necesariamente significa que una el niño es transgénero. Dicho esto, a veces lo hace, y algunos niños se identifican como otro género distinto al que les asignaron cuando eran niños pequeños.

Transgénero es un término que se usa para describir a una persona que no se identifica como el género que se le asignó al nacer; es posible que desee que se lo considere un género diferente o no tenga ningún género.

La regla general para determinar si un niño es transgénero (en lugar de no conforme con el género o variante de género) es si el niño es consistente, insistente y persistente sobre su identidad transgénero. En otras palabras, si su hijo de 5 años quiere usar un vestido o dice que quiere ser una niña una o dos veces, probablemente no sea transgénero; pero si su hijo al que se le asignó el sexo masculino en el momento del nacimiento insiste reiteradamente en el transcurso de varios meses en que ella es una niña, entonces probablemente sea transgénero. Naturalmente, existen infinitas variaciones en las formas en que los niños se expresan, por lo que la mejor opción si cree que su hijo puede ser transgénero es consultar a un terapeuta.

El punto de vista de la afirmación de transición sostiene que los niños que "persisten y persisten insisten" en que no son del género asociado con su sexo biológico son innatamente transgénero.

La identidad de género y la orientación sexual son dos cosas diferentes. Ser transgénero se trata de la identidad de género de un individuo, mientras que ser gay se trata de la orientación sexual de un individuo, que es nuestra atracción sexual o romántica hacia personas del mismo sexo, diferentes géneros, ambos o ninguno. Si bien muchos niños que se identifican como lesbianas, homosexuales o bisexuales expresan conductas expansivas de género, si son transgénero se trata de identidad en lugar de atracción. Todos poseen una orientación sexual y una identidad de género; en otras palabras, una persona transgénero también puede identificarse como gay, lesbiana o bisexual.

La disforia de género es el diagnóstico típicamente otorgado a una persona cuyo sexo de nacimiento asignado no es el mismo con el que se identifica. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, el término -que reemplazó recientemente el Trastorno de Identidad de Género- "intenta caracterizar mejor las experiencias de niños, adolescentes y adultos afectados". Para ser claros, transexuales la identidad no es una enfermedad mental que se puede curar con tratamiento. Por el contrario, las personas transgénero a menudo experimentan una desconexión persistente y auténtica entre el sexo que se les asigna al nacer y su sentido interno de quiénes son. Los profesionales de la medicina se refieren a esta desconexión como "disforia de género" porque puede causar dolor y angustia indebidos en la vida de las personas transgénero.

Las "clínicas de género" pediátricas se consideran centros de élite para afirmar a los niños angustiados por su sexo biológico. Esta condición angustiosa, una vez llamada trastorno de identidad de género, se cambió el nombre de "disforia de género" en 2013.

La mayoría de los niños y adolescentes pasan por "fases", como vestirse solo de negro, teñirse el cabello, obsesionarse con cierta banda o pedir un sobrenombre, pero ser transgénero no es una fase, y tratar de descartarlo como esto puede ser dañino durante un momento en que su hijo e hija más necesita apoyo y validación.

Intentar cambiar la identidad de género de su hijo, ya sea por negación, castigo, terapia reparadora o cualquier otra táctica, no solo es ineficaz; es peligroso y puede causar daño permanente a la salud mental de su hijo. Las llamadas terapias "reparadoras" o de "conversión", que generalmente se basan en la fe, han sido uniformemente condenadas como psicológicamente dañinas por la American Psychological Association, la American Medical Association, la American Psychiatric Association y numerosas organizaciones profesionales similares relacionadas con los derechos inalienables del niño y de la niña.

Nadie puede ponerse de acuerdo sobre qué causa la disforia de género, por qué tantos niños ahora dicen que la están experimentando, o incluso lo que es, exactamente: la idea de que algunas personas simplemente "nacen en el cuerpo equivocado" no le hace justicia al rango de sentimientos que las personas transgénero expresan. El género en sí mismo es difícil de definir, con una mezcla de interpretaciones sociales, médicas e individuales. La poca investigación que existe sobre la disforia de género es fragmentada y, a menudo, disputada ferozmente. Algunos afirman que tiene una base biológica; otros argumentan que es un estado psicológico. Algunos dicen que debe ser genético o creado en el útero; otros lo ven como un comportamiento aprendido, o una combinación de educación y naturaleza. Sea lo que sea, para las familias de los niños transgénero es real.

Por el momento, estamos acostumbrados a escuchar solo un lado de un debate matizado y complejo. El número de niños que se identifican como transgénero aumenta año tras año, y hay muchas más niñas que experimentan dismorfia corporal y desean cambiar de sexo que los niños. Existe evidencia convincente que sugiere que algunos de estos niños, después de la pubertad, llegarían a sentirse seguros y felices en los cuerpos con los que nacieron, erradicando la necesidad de una intervención médica seria. Es irresponsable no investigar esta posibilidad; de hecho, al no hacerlo, corremos el peligro de fallar a los niños.

Mientras que muchas personas transgénero dicen que sabían que eran transgénero tan pronto como sabían lo que eran los "niños" y las "niñas", para muchos otros, el camino a vivir abiertamente a medida que su género afirmado era más largo. Para algunos, entender su identidad de género es un proceso más complejo que dura hasta la adolescencia o la edad adulta, incluso personas mayores. El estigma, la falta de conocimiento y el miedo al rechazo por parte de la familia y los compañeros a menudo impiden que las personas transgénero salgan como niños o adolescentes. A veces, una persona transgénero se convertirá en homosexual, lesbiana o bisexual antes de reconocer su identidad de género o salir como su verdadero género. No importa cuándo salga su hijo, saber que tienen su apoyo es de suma importancia.

Maneras simples de comenzar a apoyar a su hijo transgénero:

Los adolescentes y jóvenes que son trans que han tenido ese apoyo, han recibido el tratamiento que necesitan, cuentan con el apoyo de las familias y las escuelas tienen la misma o mejor salud mental que los jóvenes normales no trans.

La disforia de género (antes conocida como trastorno de identidad de género) significa estar en desacuerdo con su sexo biológico. No es lo mismo que nacer con genitales ambivalentes o ser homosexual. La taquigrafía popular es "nacer en el cuerpo equivocado", aunque esa formulación probablemente hace más daño que bien. El tratamiento de reasignación de sexo es apropiado para algunos (aunque de ninguna manera para todos) adultos que no están contentos con su identidad de género, y algunos llegan a vivir vidas significativamente más felices.

Pero para los niños, especialmente los más jóvenes, el problema es mucho más problemático. La confusión de género a menudo es temporal. Alrededor de las tres cuartas partes de los niños pequeños que tienen problemas con su género -niños que quieren ser princesas, niñas que arrojan sus vestidos a la basura- se sentirán cómodos durante la adolescencia. Muchos de ellos crecerán para ser gay o bi. La confusión de género también puede ser una etiqueta útil para cualquier cosa que aqueje a un niño (o a su familia).

Y en el mundo fuertemente politizado de la política de género, eso lo convierte, a los ojos de muchas personas, en un reaccionario peligroso. Argumentan que se debe respetar la identidad de un niño, y que el tratamiento debe comenzar más temprano que tarde. Igualan el enfoque de observar y esperar con la práctica ampliamente desacreditada de la terapia reparativa, que fue un esfuerzo fallido para convertir a los niños homosexuales en heterosexuales. Con el advenimiento de nuevas y poderosas drogas que retrasan la pubertad, lo que está en juego en este debate es aún mayor. Comience temprano con medicamentos bloqueadores de la pubertad, y su transición eventual será más fácil. ¿Pero qué niños? ¿Qué pasa si los estás empujando en un camino que no necesitan bajar? ¿En qué punto comienzas a tomar decisiones que alteran la vida de un niño que tendrán enormes consecuencias físicas, sociales y emocionales?

Las normas sociales han cambiado drásticamente. Ahora está de moda abrazar a su niño diverso. Los padres que alientan a sus hijos a cambiar su género "son socialmente recompensados como maravillosos y aceptores", mientras que los padres que tratan de tomarlo con calma "son considerados como inaceptables, carentes de afecto y conservadores".

Es una señal de progreso social que estamos cada vez más dispuestos a aceptar a las personas en sus términos, por lo que son. Pero tal vez estamos fabricando más problemas de los que estamos resolviendo. Si realmente queremos ayudar a las personas, debemos recordar la vieja regla: Primero, no hacer daño.

Los estudios consultados, concluyen que el rechazo familiar puede:

Además, el apoyo familiar puede actuar como un amortiguador contra la intimidación y el prejuicio fuera del hogar.

La aceptación familiar predice una mayor autoestima, apoyo social y estado general de salud para los jóvenes LGBTQ (abreviatura que se utiliza desde la década de los 90 para referirse a las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas, cada vez le suman más letras, esta última letra se refiere a personas queer). También protege contra la depresión, el abuso de sustancias y las ideas y comportamientos suicidas, problemas por los cuales los jóvenes transgénero corren un riesgo desproporcionado. En otras palabras, para algunos jóvenes transgénero, el apoyo familiar puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

En el siguiente post, les traeré el complemento del tema, se titula: El origen del rosa como color femenino. Hoy en día, todo el futuro padre que se enteran de cuál va a ser el sexo de su próximo hijo salen inmediatamente a comprar ropa, accesorios y demás parafernalia acorde al sexo de su futura cría. Y por supuesto, si es varón debe ser celeste y si es mujer debe indefectiblemente ser rosa. ¿O no?