La paranoia ha sustituido a las ideologías
“Sin que necesariamente se dé cuenta, el provocador quiere producir dos cosas en su adversario. Sobre todo, una regresión animal al instinto del macho desafiado por un adversario (provocar, llamar a otro fuera de la fila, obligarlo a dar un paso al frente). Al mismo tiempo intenta despertar las tendencias paranoicas que duermen en el fondo de las mentes, incluso de las más equilibradas: la agresión imprevista, aunque tanto simbólica como físicamente no sea peligrosa, activa una desconfianza radical, ocasiona confusión mental y pone en movimiento un contraataque. La provocación es filoparanoica, psíquicamente contagiosa y busca reacciones inconscientes en cadena. Resulta desolador constatar cómo el provocador es a menudo una persona de notable inteligencia, pero carente de autoconciencia y demasiado centrada en sí misma en el momento de llevar a cabo la exhibición que debe redimirlo de su secreta fragilidad”.
“La muerte del prójimo”
Luigi Zoja
Fondo de Cultura Económica, 2015