Mis paseos con Adele. Parte I.

Procuro salir a caminar por lo que han llamado “la caminería” en el conjunto residencial donde vivo, a eso de las dos de la tarde, sé que es una hora poco común ya que la mayoría de los caminantes que se hacen presente en la misma, lo hacen temprano, en la mañana, o después de las cinco de la tarde, me gusta esa hora, primero porque para mí es el comienzo de la tarde, que tengo libre, hasta las cinco de la tarde que regreso a mi trabajo, y no lo hago en la mañana porque tengo que estar en la universidad temprano en la mañana, a partir de las siete y media, me levanto a las cinco de la mañana y me dedico a pequeñas cosas, como meditar un rato, ver algunas noticias, esperar que llegue el agua y preparar el café. Por eso temprano en la mañana estoy algo atareado. Esta “camineria” es un circuito cerrado que consta de 600 metros de perímetro y procuro dar algunas vueltas, me gusta esa hora porque hay un silencio producido por el chasquear de las iguanas que cuando se percatan de mí, salen corriendo, para trepar los árboles y defenderse de alguna posible agresión de mi parte, me imagino que esto es una conducta aprendida de generación en generación ya que ellas han sido acorraladas por chicos y adultos. Uno los hacen por diversión y otros para comérselas, también el silencio que me envuelve es producido por los pájaros, de los que hay una variedad considerable, las mariposas son otras de las criaturas que me acompañan y su aletear de apareamiento en alguna época del año, también producen ese silencio. Saliendo de la residencia para comenzar mi periplo tropecé mi vista con una joven de la que lo único que sabía es que estudiaba o estudia arquitectura, en alguna oportunidad me la encontré saliendo del ascensor y le pregunte si estudiaba en la universidad donde trabajo porque me pareció a una persona que había visto alguna vez, ella me dijo que no, que estudiaba en la Universidad del Estado y estaba a punto de graduarse en arquitectura, por supuesto le pregunte su nombre y me dijo que se llamaba ADELE, y ese nombre tan particular, le pregunte, me dijo que se lo había puesto su padre en honor a su bisabuela, que era de origen francés, para seguir un poco más la conversación le mencione a uno de los arquitectos por el que tengo una gran admiración ya que su obra para mí, él no la construyo, sino que la encontró en la naturaleza y simplemente la dio a conocer, es decir, no la diseño sino más bien la desempolvo en sentido metafórico, me refiero a Frank Lloyd Wright. Pasó el tiempo y no la vi más, tampoco era mi interés, pero en un momento cualquiera, salía del edificio y la vi que llegaba, la mire de reojo y note que ella hizo lo mismo y de ahí en adelante mi imaginación hacia ella cambio.

Esta es la realidad, ahora comienza la historia de mis paseos con Adele. Resulta que un día que salí a caminar me la tope de frente y cruzamos la mirada, encuentro fortuito que me agrado, llegue a la “camineria”, y empecé a dar mi primera vuelta, cual es mi sorpresa cuando la vi que llegaba a la “camineria”, apure el paso hasta alcanzarla y me atreví a saludarle, y le dije.
_ Hola, pensé que nadie más, salvo una señora que saca un perro a pasear, me iría a hacer compañía a esta hora a caminar.
_ Hola, yo no acostumbraba a esta hora caminar porque me daba miedo estar sola, pero al ver que usted venía a la “camineria” me atreví a hacerlo.
_ Qué bueno así tengo una compañera y no me sentiré solo, aunque le digo algo, no me sentía solo caminando con tantos seres que hay por aquí.
_ Esto quiere decir que mi presencia no es mucha la compañía que le hace, bueno a lo mejor tenga razón de pensar en eso, ya que cuando llegue, vi que su paso era más lento y ahora lo ha aligerado algo.
_ No se preocupe, lo he aligerado para saludarle, y sí me gusta su compañía, lo que pasa es que, al llegar aquí lo primero que hago es hacer un reconocimiento de la pista lentamente para así “aclimatarme” y luego de la primera vuelta aumento el paso, porque solo dispongo de aproximadamente una hora.
_ Ha pero entonces por mí no se preocupe y siga su rutina que al saber que usted está aquí yo me siento tranquila y cuando usted se vaya yo también me voy.
_Hagamos algo, yo voy a continuar con mi rutina y usted de una vuelta despacio, cuando usted la complete aligere el paso, y así completamos la hora y usted hace su rutina también, una vez que terminemos hacemos unos ejercicios para el abdomen y completamos un día.
Terminados los ejercicios, salimos del parque y nos dirigimos al conjunto, llegamos al ascensor y nos despedimos, con un hasta mañana.
Fuente de la foto : https://www.google.co.ve/search?q=mujeres+bellas&tbm