Eva: Aquella que da vida.

‘’Debo admitir que jamás en mi vida sentí tanta frustración para intentar definirme, por lo general, siempre me describí como una persona tranquila pero bastante extrovertida, amante del arte en todos sus sentidos (que podamos ver, tocar, oler, oír) y de trabajar con/para los animales y el medio ambiental.

Vivo con recuerdos muy borrosos de mi infancia que ocurrentemente llegan a mí, sobretodo de mi crianza en un barrio muy humilde perteneciente a mí querido pueblo natal; Guatire, donde está casi toda mi familia materna, la cual aprecio mucho y claro, aunque lejos estén, a mi familia paterna también. Este sitio cada que lo visito huele a juegos, carreras de sacos, pelotica de goma, chapitas y risas, me hace sentir en casa aunque solo estuviese allí durante horas con mis primos y mi abuela cada día mientras esperaba por mi mamá a que saliera de estudiar. Y hablando de estudios, me encontré en las mejores instituciones, públicas, pero sin duda, las más fascinantes, mis cinco mejores amigas las conocí en el preescolar y a través del tiempo, distancia y circunstancias jamás nos hemos dejado de querer, quince años de amistad no son cualquier cosa ni pasan por debajo de la mesa; y mucho menos las experiencias del liceo, vaya que se vivía y vulgarmente se jodía en ese sitio, cada día era una anécdota perfecta, convivía con excelentes personas, divertidas, peleonas pero magníficas, siempre los recuerdo aunque ya no nos reencontremos.

También, pienso siempre en lo bien que me siento en mi hogar (éste huele siempre a panas, música, reuniones, compadres, familia, comida y sabor) con mis hermanos, mis padres y mis mascotas, la sana convivencia, el amor, el apoyo y la educación. Todo lo que me han enseñado: a disfrutar lo real, lo que importa, conocer, viajar, crear, producir, valorar, ayudar sin esperar, cuidar, disfrutar la vida, seguir caminando ante las adversidades, reír mucho y querer (demostrar grandemente cuando es así). Siguiendo los pasos de mi madre, me incliné por lo cultural, bailando música venezolana donde y cuando pudiera, hacía mis presentaciones siendo una niña y decía: ‘’Quiero ser bailarina’’. Luego, buscando hacia los lados de mi papá, encontré donde correr riesgos y ser feliz haciéndolo, entré a los scouts y comencé a hacer senderismo, primeros auxilios, campismo avanzado, actividades extremas y a hacer amistades en cualquier parte que fuera (pero no son nada más amigos, son mi segunda familia). En este lugar desafié todo, mis pensamientos, mis límites, creo que todo lo que necesitaba para vivir lo hallé y ya no quería más, pero claro, hay más.

Llegó un momento crucial de mi vida, en la que por alguna razón comencé a caer en enfermedades, me preguntaba todos los días ‘’ ¿Por qué a mí?’’, si hubiese sabido que la respuesta a todo era: Amarse y quererse más, lo hubiese hecho, pero, tenía que pasar por todo eso, porque lo necesitaba. Dejé de hacer muchas cosas por un buen tiempo, caí en una depresión constante porque no quería seguir así, pero poco a poco, me fui (y me voy) dando cuenta que eso es solo una etapa, que me permitiría aprender y continuar mi camino, que si tengo que vivir constantemente con las consecuencias de ello es porque realmente mi cuerpo necesita de esos cuidados propiciados sólo y únicamente por mí. Porque sí, pensamos y esperamos a que otros nos lo den, nuestras parejas, padres o amigos, dejamos de darnos cuenta que nadie es más importante que uno mismo y lo más probable es que si jamás lo entiendes seguirás enfermándote, mal viviendo, siendo infeliz.

Y como si la felicidad fuese un destino al cual debemos llegar, me repetía en forma de pregunta llorando: ‘’¿Pero si yo solo quiero ser feliz?’’, muy curiosa y tonta frase, estando consciente hoy en día de que la felicidad no es el terminal sino el viaje, cada experiencia, cada momento vivido, incluyendo lo que les he contado anteriormente.
Entre vivencias y detalles encontré una persona que también ha sido parte fundamental de mi crecimiento personal, mi pareja, a quién conocí cuando tenía solo quince años y ya con cinco años que han pasado le agradezco todo, él me ha enseñado que una mujer tiene que ser independiente tanto personal como sentimentalmente, y como me digo: ‘’el ha sido la mejor escuela para aprender a amarme’’.

Pero por último y no menos importante, me analizo y recuerdo que cada día de mi vida deseé ser médico veterinario, y cuando no conseguí el cupo me estanqué, porque cerrada a esa idea, no quería nada. Opté por otro cupo en mi actual casa de estudios, por una carrera que (siempre hacía e independientemente ejercía en los scouts) no imaginé cursar, hoy, a meses de culminar mi técnico superior en Turismo (con bastantes obstáculos en medio) me he enamorado, y ahora es parte de uno de los proyectos de vida más importantes para mí.

El objetivo creo que no está descrito totalmente aún, pero hablarles de todo lo que he hecho y de las personas que son parte de mi crecimiento es mucho más sincero, puesto que son ellas y las experiencias las que han influenciado en lo que soy, en los aprendizajes que me han llevado a ser aún más humano, a entender porqué razón me encuentro aquí y por qué tengo el don de tener, dar y ser vida. ’’