El inicio de toda pasión

“El arte nunca te dará dinero de que vivir”- me repetía mi padre en mi infancia.

Nací en un pequeño pueblo donde el arte no es muy atendida, desde niño siempre me fascinaba el ver la variedad de colores y el querer saber de dónde venía todo aquello, todo eso a solo cinco años. Pero al volar por el momento de contemplar arte siempre se me detenía con un rotundo “eso no es para ti”. Seguí por toda mi niñez apasionado por el pintar e imaginar objetos y personas fuera de lo común…

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Al crecer no tuve mucho aprendizaje académico en cuanto al arte plástica, así que practique para mejorar gracias a mí y demostrar que si se puede auto enseñarse o más bien, auto descubrirse y ser autodidacta. A los 12 años recibí un taller de dibujo donde aprendí varias técnicas y mi interés por el arte volvió después de 5 años de dejarlo a un lado. Al practicar yendo en contra de todo lo que se me decía sobre este, dejándome llevar por todo el impulso que una pasión puede despertar en una persona y enfrentándome a esas figuras paternales haciéndoles entender que el arte no es para vivir, sino para vivirla y sentirla...

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Al tener los 16 años egresado de la secundaria, me debatí entre estudiar arte plástica, que era mi deseo, o complacer a mis persuasivos padres y estudiar geografía, que para mí era una excelente profesión no me malentiendas, pero no era lo que mi corazón me dictaba, en fin, estudié geografía con la decisión de darles los que esperaban y no lo que yo quería. Mientras todas las noches al ocultarse el sol, dejaba volar mi imaginación tomando lápiz y papel y dibujar hasta saciar ese deseo de expresión artística…

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La carrera me duro 3 semestres pues enfrente problemas en el camino, y a los 2 años finalmente se presentó la oportunidad de estudiar lo que en verdad quería para mí, el arte llego a mi vida nuevamente a una oportunidad profesional y académica y esta vez cuento con el apoyo o motivación que esperaba pues ahora tengo la satisfacción en mi presente de que estoy donde quiero estar…

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Y aquí estoy dieciocho años después de los cinco años, Ilustrando cada día de mi vida, compartiendo el maravilloso mundo de las experiencias visuales que el mundo nos puede ofrecer, y hasta los sueños, porque levanto la mano por aquellos que vivimos despierto soñando. Plasmo todo aquello que veo e imagino en ellos y experimento en mi mente cada día de mi vida al menos un hecho irreal. Esperando cada día superar las barreras que se puedan presentar y demostrar que en la imaginación artística no hay limitaciones.

-Jesús Oropeza, Estudiante de Lic. En artes plásticas

espero mi lectura haya sido de tu agrado

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