Análisis: ¿Por qué la inteligencia artificial aumentaría el desempleo?
La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que permite a las máquinas realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como el reconocimiento de voz, la traducción o el procesamiento del lenguaje natural. Una de las áreas donde la IA tiene un gran impacto es el sector laboral, donde puede contribuir a mejorar la productividad, la eficiencia y la calidad de los servicios.
Sin embargo, la IA también plantea desafíos y riesgos para el empleo humano, ya que puede reemplazar o reducir la demanda de ciertos trabajos o profesiones. Según un estudio de la Universidad de Oxford, la IA podría eliminar entre el 50% y el 80% de los empleos en el mundo en los próximos 20 años.
El artículo publicado por Infobae se basa en las opiniones de Naum Kliksberg, psicólogo y sociólogo experto en IA, quien considera que este fenómeno es inevitable y que tendrá consecuencias negativas para la sociedad, como el aumento de la pobreza, la desigualdad y la exclusión.
El artículo presenta algunos argumentos a favor y en contra de la tesis de Kliksberg, pero se inclina más por mostrar los aspectos negativos de la IA para el empleo humano. Algunos de los argumentos que se exponen son:
A favor: La IA puede aumentar la producción y el crecimiento económico, así como generar nuevos empleos relacionados con su desarrollo y mantenimiento. La IA también puede liberar a las personas de trabajos rutinarios o peligrosos y permitirles dedicarse a actividades más creativas o satisfactorias.
En contra: La IA puede eliminar más empleos de los que crea, sobre todo en sectores vulnerables como la industria, el comercio o los servicios. La IA también puede provocar una polarización del mercado laboral, donde solo se demanden trabajadores altamente cualificados o poco cualificados. La IA también puede generar una brecha digital entre países o regiones con diferente acceso o capacidad para adoptar esta tecnología.
El artículo concluye que la IA es una amenaza para el empleo humano y que no se está haciendo lo suficiente para regularla o mitigar sus efectos negativos. El artículo cita algunas propuestas para enfrentar este desafío, como la renta básica universal, la educación continua o la redistribución de la riqueza.
El artículo tiene un tono alarmista y pesimista sobre el futuro del trabajo humano frente a la IA. El artículo se apoya en datos y fuentes relevantes, pero no profundiza en ellos ni los contrasta con otras perspectivas más optimistas o matizadas. El artículo también omite algunos aspectos importantes sobre el tema, como el papel de los agentes sociales, políticos o económicos en el desarrollo y uso de la IA; las oportunidades y beneficios que puede ofrecer la IA para mejorar la calidad de vida de las personas; o las limitaciones y desafíos que aún enfrenta la IA para alcanzar su pleno potencial.