La Biografía no Autorizada de “El Cuajinais” -- 1ra Parte.

in #humor7 years ago (edited)

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En mis años de escribir la crónica policial de “El Hocicón” —diario pobre pero honrado— conocí de primera mano todas las miserias humanas. Vi y presencié escenas duras de digerir hasta para una hiena. Presencié cosas que hubiesen hecho voltear a un metiche y conocí los personajes más sórdidos del bajo mundo del hampa. Entre todos ellos el más fascinante fue el de Godofredo Molina, alias El Cuajinais.

Molina nació en Echatetalco, localidad ubicada a pocos kilómetros de Ciudad de México, famosa por ser la cuna de la cultura precolombina conocida como los Mamatecas, íntimamente relacionada con los aztecas. Godofredo fue el menor de los hijos de Luisa Molina, humilde, trabajadora y promiscua, quien tuvo diez hijos de doce hombres distintos.

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Los humildes orígenes de El Cuajinais. Fuente

A corta edad Godofredo sufrió el abandono paterno cuando su padre emigró a los Estados Unidos buscando trabajar como jornalero con la promesa de enviar remesas. El padre no envió remesa alguna y se desconoce su paradero en el país del norte, aunque rumores de un jornalero que dijo conocerlo indican que murió cruzando el río grande, ahogado de tanto mascar el agua, pues no sabía nadar. Los padres de los hermanos de Godofredo también buscaron rumbos distintos abandonando cada quien al hijo que tenían con la promiscua Luisa Molina, cansados de llevar cacho hasta en la cédula y procurando alejarse de Luisa tanto como la redondez de la tierra lo permitiese.

De manera pues que Godofreo Molina era hijo de una madre soltera que apenas ganaba algunas monedas trabajando a destajo para terratenientes de la región de Echatetalco. La infancia de Molina estuvo signada por carencias económicas y afectivas. La competencia con sus medios hermanos por la atención materna y por los pocos alimentos que su madre podía traer a casa, fue desarrollando en Godofredo un instinto de supervivencia precoz. Si usted ha visto algún documental de National Geographics donde se observa a pichones en un nido compitiendo por ser alimentados por la madre, se hará una idea de cómo fueron los primeros años de Godofredo Molina, alias "El Cuajinais". En estos documentales se puede ver además como el más débil de los pichones es expulsado del nido por los más fuertes bajo la mirada impasible de la madre, quien sabe en el fondo que sólo los más fuertes pueden sobrevivir en estado salvaje y que el nido materno es la primera prueba de sobrevivencia donde el débil, el defectuoso, el imbécil, el pusilánime fallece, dejando más oportunidades y más alimento disponibles para los más fuertes y aptos, que finalmente pasarán a la próxima generación los genes de quien sea que fuere el muérgano que los engendró. Pero no crea usted, lector, en pajaritos preñados, que ya está usted bastante grandecito.

Godofredo tenía por herencia una astucia que lo distinguía, una malicia innata que lo hacía distinto del resto y que le permitió aprender a corta edad el arte de la intriga, las estrategias evasivas, cómo pasar desapercibido cuando así convenía y cuándo enfrentar a un enemigo si la ventaja lo hacía conveniente. Este olfato instintivo de perro ladino lo acompañaría toda su vida. Godofredo era bajo de peso, pero lo que le faltaba en peso lo compensaba en malicia, astucia, ingenio, industria y una propensión a reaccionar violentamente sin dar indicios.

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En un circo como éste Godofredo Molina, alias El Cuajinais, se formó en el manejo de las armas blancas. Fuente

A la tierna edad de siete años Godofredo huye con un circo sin animales que pasaba por el pueblo, y allí fue acogido en el tibio seno de la mujer barbuda, quien lo amamantó con sus velludas ubres, con todo y ser un niño grande, pues estaba recién parida, y le dio un cariño que no había conocido de su propia madre. Aprendió el oficio de lanzapuñales de Igor, un gitano ruso marido de la mujer barbuda, quien además le transmitió los secretos del viejo arte de la lucha a navajazos, el apuñalamiento y la traición moderna. Estos fueron los años más felices de su vida, y la única época en que conocería algo parecido a un hogar. La mujer barbuda y madre putativa —a diferencia de su madre biológica que no era putativa sino puta sin IVA, pues no cobraba—, le enseñó los rudimentos de la lectura y la escritura y lo instruyó en las operaciones matemáticas básicas. Esa fue toda su educación hasta que muchos años después una novia que tuvo lo motivó a sacar el bachillerato de noche. Sin embargo, Godofredo sería por siempre un analfabeta funcional, capaz de leer, pero no de disfrutar la lectura, y arrastraría toda su vida una confusión al escribir el “hay”, el “ay” y el “ahí”. En cambio tenía una habilidad natural para las cuentas, cosa que le sería vital en su vida futura.

Fue en esta época en la que, en un accidente mientras practicaba con las navajas, sufrió una herida en la mejilla izquierda donde casi pierde un ojo y que lo dejaría marcado de por vida.

A los quince años de su edad, Godofredo sufrió un duro golpe al morir la mujer barbuda luego de una larga lucha contra la caspa. El circo pasaba por una crisis financiera aguda debida en parte a la pérdida de interés del público por las artes circenses ante la creciente popularidad de la televisión. Otros circos más atractivos, con elefantes, leones y caballos aún atraían cierto público, pero los circos pobres, sin animales, fueron poco a poco sacados del negocio por las razones ya dichas y por el vicio nacional de la lucha libre que monopolizaba casi del todo el presupuesto del que disponía la familia típica mexicana de los años cincuenta para asistir a espectáculos.

Quedó Godofredo en la calle, buscándose la vida de mil maneras distintas. Ejerció varios trabajos honestos como boleador, pregonero y caletero, pero su natural predisposición al mal lo llevó a ejercer de carterista, aprovechando las habilidades aprendidas en sus años en el circo. Robaba con prestidigitación y alevosía. Atracaba con saña y maña y, poco a poco, se aficionó al dinero fácil. Formó parte de una pandilla de rateritos que hacía estragos por todo El Zócalo y en muchas oportunidades entró y salió de las comisarías.

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Fuente desconocida.

Con el pasar del tiempo Godofredo fue ganándose terrible fama en el mundillo de las pandillas del DF. Esta fama se la ganó en pendencias y peleas, donde las más de las veces salía victorioso, incluso ante adversarios de más peso y talla, debido a sus habilidades navajísticas, sus reflejos de gato, a su inusitada capacidad para la violencia y a un empírico conocimiento de la anatomía humana. Sabía dónde punzar, dónde sajar y dónde percutir para causar el mayor daño posible en el sistema nervioso de su oponente, la mayor hemorragia o el dolor más lacerante. Pero no siempre Godofredo incapacitaba a sus enemigos, ya sea de manera temporal o permanente, sino que en veces los perdonaba, pero no por que su corazón así se lo dictara, sino su cerebro. Algunos de los adversarios perdonados se pasaban a sus rangos como guardaespaldas, lugartenientes, mandaderos o soldados. Así fue Godofredo acumulando poder de uso y de cambio que le sirvió de impulso y palanca para construir un pequeño imperio del crimen.

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El Zócalo, donde el Cuajinais inició su historia de crimen. Fuente

A los diecinueve años Godofredo dirigía como un gerifalte sobre gran parte de las pandillas del DF. Desde una destartalada casa de pensión que no despertaba ninguna sospecha, regía como el cerebro de una organización criminal cada vez más poderosa. Los ingresos que acumulaba los derrochaba liberalmente en prostitutas, tequila, drogas y patrocinando a luchadores enmascarados en el espectáculo de la lucha libre amañada.

En la próxima entrega continúaremos la narración de esta verídica historia y relataremos como llegó El Cuajinais a controlar el mayor cartel de tráfico de chimó de todo Tenochtitlán y aún de todo México y la verdad sobre su muerte.

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@sansoncarrasco, qué texto maravilloso. Fluido, de ritmo proceloso y un sentido del humor muy bien trabajado. Tiene mucha riqueza verbal. Combinas muy bien los temas bajos con un lenguaje que, a ratos, es español elevado. Espero esa segunda parte con entusiasmo. Demás está decir que me reí demás.
(¿Notaste que faltan las fuentes de las fotos?)

Sí. Ponga las fuentes, señor, pa' que lo cure cervantes...

Con respecto a la fuente de las imágenes, las embebí en las mismas, es decir que si se les hace clic te lleva a la imagen original. Para los bots de Steemit es suficiente, pero de todos modos le voy a agregar al final "Para ver la fuente de las imágenes, haga clic sobre ellas".

Decidí agregarles el link de texto que normalmente se usa, el cual trataba de evitar para que no apareciera la palabra "Fuente" en el resumen del artículo en el blog. Espero que así @cervantes me mande una ballenita. ;)

Buena desición y buena solución.
(Tengo curiosidad criminal sobre el dibujo de Fuente desconocida, está graciosísimo y tiene un cadáver de calidad; si supiera de quién es, felicitaría al misterioso autor por contribuir de tan buena manera con el humor de este relato).
Me he reído tanto con los comentarios como con el relato.

La fuente no la sé
y al autor no conozco.
Pero casi puedo adivinar
el título de la obra:
"David vs Goliat"

¡Gracias por la apreciación! Juraba que ese escrito era un bajón en la calidad. Con respecto a la fuente de las imágenes, las embebí en las mismas, es decir que si se les hace clic te lleva a la imagen original. Para los bots de steemit es suficiente, pero de todos modos le voy a agregar al final "Para ver la fuente de las imágenes, haga clic sobre ellas".

Decidí agregarles el link de texto que normalmente se usa, el cual trataba de evitar para que no apareciera la palabra "Fuente" en el resumen del artículo en el blog. Espero que así @cervantes me mande una ballenita. ;) GraciaS una vez más por tu apreciación sobre mi escritura, la valoro mucho. Como te comenté anteriormente pensé que era de inferior calidad en comparación con los otros relatos que he publicado y me alegra que hayas dado tu impresión positiva.

Nada de bajón de calidad, está muy cuidado y el humor funciona, cosa que es muy difícil de lograr. No te lo dije antes, pero aparte del referente verbal quijotesco y de la parodia lingüística del discurso de la televisión, la historieta mejicana y la crónica roja, hay un aire chandleriano que aporta elevación. Me gusta mucho esa mezcla de registros. No es cortesía: es un buen relato, @sansoncarrasco.

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