De mala manera

Un desastre, una calamidad.
El mundo y yo te recriminamos.
No he terminado mi dibujo.
Me cansé de borronear y apretujar papeles;
pliegues y más pliegues
muestran mi alma reacia a dejarse marchitar a la fuerza.
No quiero romper más hojas,
la enseñanza llama a la quietud, a la contemplación, sin más pieles.

El propio cuerpo hierve y se estremece sin presencia ajena.
Se pierde la respiración,
de otra manera,
de mala manera.

Sin invitación alguna se presenta este mal.
Veo sus púas asquerosas y me arrincono.
Dejo la puerta abierta y amablemente le invito a retirarse.
Insiste,
doblega mis piernas,
inunda mis ojos,
sacude mis pulmones.
El miedo me saluda y tampoco se ausenta.

Ahora me percato de la mirada tierna de estos niños,
de sus juegos inocentes donde quiero participar.
Tengo más voluntad que fuerzas.
Quiero responder todas sus preguntas.
No quiero pelear por nada.

A veces floto en el colchón,
como en la espuma,
me pregunto si te has ido ya.
Es grato
Nada me duele
Y pido más tiempo
Acepto seguir aprendiendo
Creo que has venido, de manera insidiosa a salvarme de mi y de mis demonios.
A obligarnos a todos a bajar la altivez
para hacernos sentir como granos de arena.
Pero... ¿Sabes?
no hacía falta esa ridícula corona.
Déjame seguir durmiendo,
quizá cuando despierte te habrás ido ya.

Mi contenido es original
Imagen elaborada en cancha.com con contenidode pixabay.

@charjaim