Sv-Escritura || El regalo de las letras.

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Saludos amigos y lectores de la comunidad Steem Venezuela, para mí es un gusto estar por aquí compartiendo en esta iniciativa moderada por @inspiracion, para la Comunidad Steem Venezuela. El día de hoy les he traído una pequeña historia de ficcion, inspirada en algo que orgullosamente ví hacer a mi pequeña hija, con una vecina de nuestro hogar. Espero les guste.

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En un pequeño pueblo, alejado de las grandes ciudades, dónde las pocas familias que allí vivían se conocían entre sí, y la gran mayoría estaba conformada por personas trabajadoras y dedicadas a los oficios del campo. Todas estas personas gozaban de la amabilidad que caracteriza a aquellos que viven en esas comunidades rurales, quienes no dudan en compartir lo poco o mucho que les brinda el trabajo de las tierras y el cuido de animales, con quienes llegan a visitarlos. Allí en ese poblado vivía Don Manuel, un hombre mayor y amable, que siempre había deseado aprender a leer y escribir su nombre, quien nunca tuvo la oportunidad de ir a la escuela, ya que desde que podía recordar, siempre había trabajado en el campo, porque eso fue lo que le enseñó su padre.

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Este hombre había tenido dos hijos con su esposa Juana, a quienes enviaron a temprana edad a vivir con unos familiares en la ciudad, para que tuvieran la oportunidad de aprender y educarse, tal como había deseado tenerla para sí mismo. Don Manuel, cada vez que veía algo escrito en un papel o un libro, sentía una tristeza por no poder comprender el significado de esas letras que tanto podían decirle a los demás, sin embargo sabía disimularlo muy bien y nunca fue un obstáculo, para obtener esa sabiduría que le dió la experiencia, al poner en práctica las enseñanzas de su padre.

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Unos días después de haber culminado el año escolar, llegó para pasar las vacaciones su nieto Mateo, un niño de 10 años, con esa gran energía propia de alguien de su edad, y una actitud muy curiosa por aprender y conocer cosas nuevas, pero con una gran disposición por ayudar a su abuelito en cualquier cosa, hasta en sus labores del campo.

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El pequeño Mateo, no tardó tiempo en darse cuenta que su abuelo no sabía leer ni tampoco escribir, ya que había llevado consigo sus cuadernos y libros, para mostrarle a Don Manuel lo mucho que había aprendido en la escuela, pero cuando quiso hacerlo, su abuelo le confesó que no entendía nada de aquello. Ante el descubrimiento de su nieto, Don Manuel sintió vergüenza por su falta de estudios, pero aquello solo fue visto como una oportunidad para Mateo, y así compartir más tiempo con su abuelo, pues no dudó en proponer enseñarle lo que él había aprendido.

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En principio, ante tal proposición Don Manuel trató de negarse, porque no veía cómo aprender de su nieto, mientras sentía que debía ser él quien le enseñara algo y no al revés. Sin embargo, ante la gran insistencia y por no querer desanimar, ni truncar la voluntad del niño, terminó aceptando que Mateo fuese su maestro.

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Mateo, aprovechaba todas las tardes para enseñarle a su abuelo a leer y escribir. Empezó por enseñarle las vocales y luego siguió con palabras cortas. Inicialmente Don Manuel, se sentía desconfiado, pero poco a poco fue entendiendo lo que su nieto le enseñaba y se mostró más animado. Luego de unos pocos días, ya era él quien animaba a Mateo para esas clases de las tardes. Ya no sentía vergüenza con su nieto, por el contrario sentía un gran orgullo de aprender a leer y escribir su nombre, gracias a las enseñanzas de Mateo.

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Durante esas vacaciones, Mateo se ganó la confianza de su abuelo, y juntos pasaron muchas horas frente a un pequeño cuaderno, practicaron el trazo de las letras y aprendió a leer palabras sencillas. Esto fue un gran avance, para alguien que nunca acudió a una escuela, ni había contado con alguien que le enseñara todo aquello.

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Pronto esos días de vacaciones y de alegría junto a su nieto Mateo culminaron, pero no por ello Don Manuel dejó de practicar lo que había aprendido, y con ayuda de algunos amigos de ese poblado terminó de aprender. Ya no sentía más vergüenza por no saber leer ni escribir, y con el tiempo pudo leer la Biblia, todo gracias a esas enseñanzas iniciales de su nieto Mateo, aquel niño que tuvo esa gran disposición, generosidad y dedicación por ayudar a su abuelito.

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• Imagen ilustrativa generada con Bing.com y editada con InCollage App.

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