Más allá de la Vida | Lunes de Escritura #sv-escritura

Todo comenzó con un encuentro fortuito, esos momentos en que las casualidades parecen tener un propósito divino. Sus miradas se cruzaron en un instante mágico y el mundo desapareció a su alrededor. Ese fue el punto de partida de un romance que desafiaría todas las expectativas y trascendería la lógica.

Ella era una señorita de alta sociedad, hija de un embajador de un país vecino. Él era un soldado, hijo de un campesino. Ambos habían llegado a la ciudad para asistir a una fiesta de la embajada. Ella iba con su padre, él con su capitán. Ninguno de los dos sabía que sus países estaban al borde de la guerra.

De ese encuentro nació un amor que floreció como una rosa en primavera. Sus corazones se unieron en un vínculo tan poderoso que ni el paso del tiempo ni las adversidades pudieron romper. Cada día juntos era una aventura llena de risas, complicidad y ternura. Cada palabra y cada gesto eran la prueba de un amor verdadero y profundo.

Pero ningún amor está exento de pruebas y desafíos. Su relación tuvo que enfrentar tormentas y vientos huracanados que los pusieron a prueba. Juntos, se apoyaron y superaron cada obstáculo con valentía. Cada prueba fortaleció su amor y los unió aún más, demostrando que estaban destinados a estar juntos en las buenas y en las malas.

El amor no siempre es bienvenido por las familias, y esta historia no fue una excepción. Los amantes tuvieron que enfrentar la dura oposición de sus familias, quienes veían su relación como una amenaza a la estabilidad y su estatus.

En una sociedad marcada por las diferencias de clase, su amor se convirtió en un desafío aún mayor. Los prejuicios y la rigidez de las divisiones sociales parecían inquebrantables. Sin embargo, estos amantes audaces desafiaron a todos y demostraron que el amor trasciende las fronteras impuestas por la sociedad.

La vida a menudo nos separa de aquellos que amamos. La distancia geográfica y los compromisos personales los llevaron por caminos diferentes en varias ocasiones. Sin embargo, cada separación solo fortaleció su amor, y cada reencuentro fue un momento de celebración y alegría. A pesar de las distancias y los obstáculos, su amor nunca flaqueó.

Pero el universo les tenía reservada una última prueba. Una epidemia, la peste negra, azotó y los amantes cayeron enfermos. A pesar de los cuidados y los remedios, su salud se deterioró rápidamente. En su lecho de muerte, se juraron amor eterno y se dieron el último beso. Sus almas se elevaron al cielo, donde se reencontraron y se abrazaron. Su amor fue admirado por quienes les conocieron. Fue tan grande ese amor que cuando murieron, fueron sepultados en un mismo ataúd. Un ataúd matrimonial.

Así terminó la historia de amor más bella y trágica que jamás se haya contado. Pero también así comenzó una nueva historia de amor, una que duraría para siempre y que nadie podría arrebatarles. Porque el amor es más fuerte que la muerte y va más allá de la vida.