Lunes de escritura: Carnaval del terror

Era una noche de lunes de carnaval en una población del llano venezolano. El pueblo bullía con la alegría de la fiesta, pero al mismo tiempo una sensación de misterio cubría la atmósfera.

Algo intuían, pero con la alegría, el consumo de bebidas alcohólicas y bailes no le dieron mayor importancia a lo que todos sentían. El carnaval siguió su curso en la población llanera, pero algo aterrador se acercaba.

De la nada, una sombra se movía entre la multitud, muchos volteaban a ver quién tenía tan misterioso disfraz, no parecía ser un ciudadano del pueblo, no se veía conocido y de paso era de muy baja estatura.

El ser se colaba entre las comparsas y la gente bailando, parecía fluir con el son de la música.

Así como había llegado, desapareció en la oscuridad de la noche y llegó el amanecer acabando con la fiesta.

Los días pasaron y el ser reapareció entre los bailes en las calles del pueblo, solo que esta vez se hizo ver con una capa oscura que le cubría parte del rostro.

Era una criatura extraña, parecía una niña, pero con rasgos de una anciana desfigurada. Lo que se podía distinguir de su rostro era una luz débil que salía de sus ojos.

La fiesta se acabó de inmediato. La aparición de esta criatura aterrorizó a todos los habitantes del llano venezolano. Todos corrieron por temor al ver al ente paranormal.

Un anciano declaró a toda voz que tiempos atrás se hablaba de una leyenda que trataba del alma de una niña que había desaparecido durante el carnaval, y que vagaba sin descanso buscando justicia. Todos se quedaron congelados, sin saber qué hacer. La única opción era esperar que el alma de la niña encontrara el consuelo que buscaba.

Finalmente, la criatura desapareció, pero con ello también desaparecieron las pertenencias de muchos en el pueblo; habían sido robados.

Algunos decían que fue un milagro la desaparición del espanto, pero otros sabían la verdad detrás de su presencia.

El alcalde del pueblo había deducido que la presencia del ente era para distraer a todos mientras las casas eran robadas. Él dio instrucciones a su policía que no divulgaran nada sobre lo deducido, que lo mejor era esperar a ver si los delincuentes volvían por más. Para ello organizó una gran fiesta de carnaval en el fin de semana.

Unos estudiantes que habían llegado al pueblo a visitar unos familiares, se enteraron sobre la leyenda y su relación con una casa abandonada que se encontraba en las afueras del pueblo.

Ese fin de semana, cuando todos estaban en la fiesta organizada por el alcalde, los estudiantes se dirigieron a la casa abandonada para realizar un ritual espiritista para invocar a la niña. Esto lo hicieron para divertirse, sin ninguna creencia religiosa y bebiendo mucho alcohol.

Mientras el alcalde, junto con su fuerza de seguridad, estaban atentos a cualquier novedad en el pueblo.

En efecto, tal como lo predijo el alcalde, el ente apareció de la nada, mezclado con los habitantes que bailaban.

Se dio la orden de que aprendieran a como diera lugar mientras otro grupo revisaba las casas del pueblo.

Aprendieron al enano jefe de la banda roba casas junto con sus secuaces y justo cuando les colocaban las esposas, se escuchó gritos aterradores de la casa abandonada.

Todos corrieron a ver que había sucedido con los muchachos, pero nadie se encontraba allí, solo una tabla con las palabras SI y NO en sus extremos.

Más nunca se celebraron los carnavales en el pueblo, la gente recordaba con tristeza aquella trágica historia de misterio.

Nunca se supo de los estudiantes; desaparecieron de la nada.