Lunes de #sv-escritura| El poder del abrazo.

Tengo 4 años trabajando en la empresa, y convivir con mis compañeros me ha hecho conocerlos en todas sus facetas, se quienes son leales, quienes son de corazón noble, y quienes son aquellos en los que no se pueden confiar, pero al final, tengo una conversación constante con todos porque en un área laboral no se puede tener discordia, todo por un simple propósito, hacer que el trabajo salga sin inconvenientes.

Pero hace mas de un mes, mi compañero, el que compartía con nosotros en esta plataforma se alejó muchísimo, sin explicación alguna, yo no le preste mucha atención porque estaba concentrada en el cierre contable para que terminaran de declarar. Estando en la misma empresa no almorzábamos juntos, nunca coincidíamos.

Pero después de tanto tiempo hoy por fin lo vi, me sorprendió verlo, su apariencia cambio, el me demostró que cuando los hombres se descuidan (no se afeitan) sea el cabello o la barba, es como si se le envejecieran 10 años.

Le pregunte de una manera muy sutil como estaba, pero evadió mi pregunta, y cuando finalice mi almuerzo le dije: ¿Quieres que te invite una cocada? Si tu respuesta es positiva te espero en la salida.

En toda la tarde me concentre en mi trabajo, tanto que me había olvidado de él, al salir él estaba esperándome. Nos fuimos caminando al lugar donde venden el agua de coco, y buscamos un banquito en sabana grande para conversar.

Él tenía la mirada perdida, en ese instante recibió una llamada que se levantó para irse y me dijo: “hablamos después tengo que irme”. Yo después que me tome mi bebida me monte en el banquito y le dije: "ok hasta mañana y lo abrace fuertemente."

El recibió el abrazo y me lo correspondió, no le dije nada, y en cuestiones de segundos comenzó a llorar de una manera desconsolada, contándome en poco tiempo todo lo que le había pasado, y así nos quedamos en el medio de sabana grande abrazados, su llanto ahogado llamaba la atención de los transeúntes, pero creo que le hacia falta drenar a través de un abrazo todo lo que tenía acumulado.

Realmente no se quién dijo que los hombres no deben llorar, pero no saben el mal que se hacen aquellos que se dejan llevar por esas palabras.

Nos quedamos abrazados por 30 minutos, quizás más. Yo no lo solté hasta que el lo hiciera, y cuando lo hizo, le limpie sus lágrimas y el me dijo: “Gracias no te imaginas cuanto extrañaba tu abrazo, siento que me quitaste un peso de encima y me beso."

Nos fuimos caminando hasta la parada, pero a pesar de sus responsabilidades no dudo en acompañarme a casa, como estaba pasando por una situación económica difícil y en mi casa se recibió una bolsa del gobierno adicional, no dude en dársela. Sus ojos le brillaron y nuevamente me abrazo.

Me dijo: “Gracias, no te imaginas el poder que tiene tu abrazo, es como una bendición.”