¿De res o de burro? Crónica por @miguelbm - Lunes de escrito

Al llegar ahí por la mañana se escucha el sonido lastimoso de abrir cada Santa María que celebran el inicio de una nueva vendimia. Mientras caminas con detenimiento, cada local ofrece su producto, lo más vistoso posible. El espacio cada vez es más reducido, “los pasillos” son invadidos por carretilleros, el concierto de voces cada vez es mayor, y entre apretujones transcurre la estancia en el mercado.

A 2000 el kilo

Un carretillero, moreno, estatura baja, vestido con chemise desteñida anarajanda, bermudas blue jean, cholas negras y gorra morada, recorre toda la avenida principal del mercado, anunciando en un tono de voz lo suficientemente alto para que toda la avenida lo escuché, luchando con el sonido de las cornetas de los autobuses y el suburbio “A 2000 el kilo, a 2000 el kilo…” repite insistentemente sin terminar de decir lo que oferta, al final el producto que lleva en la carretilla resulta ser arenque. La propuesta no parece tan convincente por lo que los compradores lo obvian y continúan su recorrido.

“Aquí se consigue de todo mijo, pero todo está como más caro cada vez” dice una señora de aproximadamente 70 años mientras lucha con el peso de las bolsas de sus compras. “Señora ahorita todo está caro” le responde el vendedor de más de 45 años, con el rostro quemado por el sol y su camisa levantada a mitad de la barriga mientras le da el precio de los productos a los demás compradores, “4400 la cebolla y la papa, 5000 la zanahoria, 2000 las ramitas…” al final la señora no compró nada y siguió recorriendo locales buscando economía.

¿De res o de burro?

En los pasillos de la nave, en conjunción con el olor a pescado, mariscos, carne y pollo se sigue escuchando el indetenible concierto de voces, aquí la oferta es mayor, la mezcla de olores, las moscas, las rejas oxidadas, el piso de granito percudido y roto hacen casi imposible la estancia en el lugar.

La gente camina con cierta particularidad, mirando detalladamente en cual local comprar la carne de mejor calidad, o tal vez más barata.

En un local, atendido por su propio dueño, una cartulina fluorescente muestra el precio de la carne en 14.000bs

• Que barata la carne, ¿Es de res o de burro?. Pregunta doña Carmen, mientras seca el sudor de su cara con la manga de su franela al mismo tiempo que sujeta bolsas con ambas manos.

• De res señora, 13.500bs pa’ que no se queje.

Finalmente doña Carmen realiza su compra, añadiéndole más peso a sus bolsas y se va sonriendo satisfactoriamente.

>
Fuente

En las afueras del lugar, los camiones vienen y van, cargador de frutas y vegetales, una diversidad de colores vivos entre cambures, mandarinas, tomates y zanahorias, hombres los descargan mientras sudan por el calor húmedo y la brisa del mar. De fondo se sigue escuchando el sonido de los autobuses y colectores gritando a todo pulmón el recorrido de su ruta, “Centro, Copita, Gran Mariscal, Caigüire, Bosque, Makro” mientras la multitud se abre paso para lograr alcanzar un puesto.

Fuente

Se lo recomiendo

Un local surtido de todo un poco, artículos de higiene personal, primera necesidad, limpieza y alimentos en escases, todos montados uno sobre otros, que con el minimo toque se derrumbaría la torre de productos (todos importados), es atendido por una señora madura, de unos 45 años, con un busto pronunciado, pelo negro, piel blanca, vestida con camisa fucsia paul Frank, licra negra y zapatos de tacón corridos del mismo color. A todo cliente que llega le responde lo mismo.

• ¿En cuánto el papel toalet?

• 13.000 mi señor, ese es excelente, se lo recomiendo, si no le gusta me lo devuelve.

• ¿Cuánto sale el café?

• 9.000 el medio kilo, ese es excelente, se lo recomiendo.

Llega una joven a pedir unos productos sin consultar el precio y la vendedora insistía en su discurso de “Se lo recomiendo”.

• Me das un brillo de alambre.

• Ay este es muy bueno, te lo recomiendo.

• Me das un desinfectante… ¿Ese es bueno?.

• Es excelente, de verdad te lo recomiendo…

Finalmente la joven se llevó una gran cantidad de productos.

Fuente

Por cualquier pasillo del mercado se puede escuchar a las personas comentando el mismo tema de conversación, el alto costo de la vida y lo difícil de ganar dinero.

• A pesar de todo se consiguen las cosas más baratas.

• En unicasa las frutas están mucho mas caras que aquí.

• Si no viniera al mercado, nunca pudiera comer pescado, aquí están frescos.

Fuente

Pese a las condiciones de las instalaciones del lugar, se nota el entusiasmo de los vendedores. En el camino a la salida está un pozo de aguas negras, al lado se encuentra una pareja de jóvenes, ambos de piel oscura, con ropa un poco desgastada, y una carretilla vendiendo bolsitas de cebollas y aji dulce y exactamente debajo de la carretilla tienen a su bebe de meses acostado dentro de una “caja” de verduras, el agua ha de salpicarle con los pasos de las personas.

Fuente

Entrar al mercado es como entrar a otro mundo, para muchos totalmente desconocido, sumergirse en el suburbio, gritos, percibir los olores entre mezclados de humo, pescado y suciedad, el día apenas comienza, el reloj marca las 9 con 25 minutos, al transcurrir las horas la insalubridad y falta de higiene se hace notar cada vez más, los desperdicios que acumulan los establecimientos se juntan con los desechos que buhoneros arrojan a la avenida el islote, las personas van abandonando el lugar con un sabor agridulce, más agrio que dulce.