Me desperté porque escuchaba que el celular a cada rato me decía "piririririn, piriririn" cada vez que llegaba un mensaje de whatsapp. Lo revisé y leí varios mensajes felicitándome por el día del maestro. Puse el teléfono a un lado y me fui al baño.

En mi mente rondaba el pensamiento "Pero yo renuncié hace unos meses, ¿Por qué me felicitan, si ya no trabajo como docente?" Este pensamiento me lastima, porque durante mis años de servicio disfruté mucho cada una de las experiencias que viví enseñando a tantos estudiantes. Y como mi creencia y pilar fundamental es la gratitud, decidí cambiar ese pensamiento y regalarme una nueva afirmación. La real, la verdadera respuesta de lo que soy. Aún soy maestra porque aún me siento así.

La educación en Venezuela está por el subsuelo, la enseñanza es pobre, la calidad de lo que se quiere enseñar también. Ahora los temas educativos son mediocres y todos los niveles de estudio reciben casi la misma cantidad y calidad de enseñanza. Parece mentira que lo que le asignan por un programa de televisión a un niño de 1er grado es lo mismo que asignan a un niño de 6to o séptimo año...

¡Y qué decir de la infraestructura mi amigo diario! Las paredes se caen, no hay baños en buen estado, ni mucho menos sillas y mesas para que el estudiantado y los maestros se puedan sentar. En el lugar donde el año pasado trabajaba ni siquiera habían pizarrones... Los docentes y personal administrativos están tan mal pagados que no tienen ropa para ir a trabajar, muchas veces su uniforme está desteñido o tienen los zapatos desgastados y con huecos. Las más hábiles se bordan adornitos en las blusas para disimular huequitos, o decoran con pepitas de fantasía sus zapatos viejos para engañar la vista del que los mire de cerca.

¿Pero todo eso cambia quién soy? No querido diario, no me cambia, al contrario, fortalece mi amor por enseñar y por guiar los pasos de quien necesite mi apoyo. Tengo la inmensa responsabilidad de educar a mis hijos y lo haré con amor buscando las mejores estrategias para ellos. Sin embargo estoy abierta a recibir pupilos, a enseñar, a compartir, a educar, quizás no en las cuatro paredes de una institución (eso es etapa superada) sino a través de las redes sociales o en encuentros presenciales. No me rendiré, la vida da muchas vueltas y mi bonita vida está tan bien fabricada que seguramente me sorprenderá demostrándome que puedo seguir siendo maestra sin estar en una escuela o un liceo.

Mientras trabajé como profesora en el Liceo Don Rómulo Gallegos de San Fernando de Apure me paseé muy cómodamente por diferentes áreas de aprendizaje. Fui docente de; Manualidades, Ciencias Naturales, Turismo, Castellano y Literatura, Biología, Arte y Patrimonio, Educación para el trabajo, Coordinadora de Cultura y Guía en el grupo coral de la institución. En todos esos ámbitos me sentí feliz y pude lograr que mis estudiantes se capacitaran y obtuvieran buenos resultados académicos. Me gradué en Educación integral, así que siento que puedo decir que supe integrar muy bien lo aprendido para multiplicarlo hacia los estudiantes.

Son fotografías que me recuerdan lo que alguna vez viví y me hacen sentir orgullosa de la imagen y las huellas que dejé. No todo fue color de rosas durante mis años de servicio, pero fueron más los momentos felices y son esos los que se transforman en ese nudito en la garganta, cada vez que pienso en cómo ha cambiado todo. Hace unos días leí por ahí en una red social un mensaje que dice; "La Venezuela que extrañas ya no existe" y pienso que es verdad, pero si todos ponemos de nuestra parte, si termina la tormenta y empezamos a construir crearemos una Venezuela digna de extrañar, de recordar, de mostrar al mundo y de entregar a nuestros hijos y futuros nietos.