Hola querida gente de Steem Venezuela. Hoy en lunes de escritura les compartiré una nueva historia para su reflexión.

Portada editada en PowerPoint con foto de Pexels

Desde muy niño Andy se había criado siendo un muchacho muy platicador, con una buena labia que terminaba por aburrir a sus compañeros. En la escuela los profesores luego de conocerlo preferían no darle el derecho a palabra, porque si se lo concedían, entonces el chico se prolongaba demasiado en su explicación siendo muy redundante o divagando en el tema.

En el barrio todos sabían que Andy gozaba de una buena verborrea, pero de nada le servía porque se había convertido en un auténtico charlatán que lo que decía terminaba por ser una verdadera pérdida de tiempo.

A los niños no le agradaba lo hablador de Andy-Pexels

Así pasó el tiempo y ahora Andy en su entorno de trabajo seguía con su actitud pesada que en vez de hacerle ganar amigos se lo alejaba, pero a él parecía no importarle porque según él gracias a su facilidad de palabra había llegado donde estaba.

Andy trabajaba en un centro de formación de adultos y a él le correspondía dirigir un momento de reflexión diario. Un día su jefe se extrañó al ver que ya eran las tres de la Tarde y Andy aún estaba con los participantes y de acuerdo al horario él tenía que haber terminado cuarenta y cinco minutos antes, pues el espacio de reflexión era de 15 o 20 minutos solamente.

Andy hablaba más de lo debido y esto le costaría su empleo-Pexels

El jefe también notó que muchos de los participantes se salían del salón de formación aburridos por lo que Andy se demoraba en dirigir la reflexión, por lo que inmediatamente citó a Andy para tener una conversación con él.

El jefe le dijo que había que someterse al horario, porque era la única manera de ser más productivo y eficaces, que si se volvía a repetir el incumplimiento de esta norma entonces tendría que tomar medidas más severa y que tal vez prescindiría de sus servicios.

Por una semana Andy puso de su parte y se ajustó al horario de la institución, pero a la semana siguiente volvió a su rutina parlanchina llegando a extenderse hasta por una hora más de lo debido y como era lógico el jefe se enteró en seguida y sin darle ninguna otra oportunidad lo echó del trabajo.

Ahora Andy es taxista pero tampoco le va bien-Pexels

Ahora Andy le ha tocado ganarse la vida prestando su servicio de taxista aprovechando el vehículo con que contaba, pero sin embargo no cuenta con muchos clientes porque los que han usado su servicio se han quejado por el mismo motivo de lo hablador que sigue siendo.

Hay personas que van por la vida cometiendo una y mil veces el mismo error sin darse cuenta que de no cambiar buscando ayuda, tarde o temprano les puede ir peor y ser infelices el resto de sus días.