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En las vastas llanuras del oriente sur del país, casi en los confines de la patria de Bolívar se encuentra el imponente guardián de tan inmensa región, se trata del milenario Roraima, un Tepuy que encanta a propios y visitantes y que durante muchos años ha custodiado la región y la ha protegido de insolentes foráneos. Su cumbre es visible a kilómetros de distancia y nos recuerda que estamos todos a los pies de este viejo celador y bajo su aguda vigilancia, lo que reconforta el interior de temerosos y valientes por igual.

Su historia es maravillosa pero al mismo tiempo trágica. Todo comenzó hace muchos años, según cuenta la leyenda, corrían tiempos muy lejanos a la conquista española cuando el tepuy manó del vientre de la tierra y fue moldeado junto a otros dos por esta, se dice que estos tepuyes fueron enviados al exterior terrestre para proteger a los humanos y demás criaturas de la zona frente a amenazas forasteras. Los otros dos tepuyes eran en realidad montañas, dos hermanas creadas de la misma tierra y la misma lava, eran tan parecidas que se podría decir que eran gemelas.

En los primeros años Roraima y las montañas convivieron en paz y llevaban a cabo su misión de muy buena forma; pronto Roraima se vio envuelto por la magia y el encanto de una de las hermanas y terminó por enamorarse perdidamente de ella, al principio fue un romance bello y primoroso pero desafortunadamente duró poco pues la otra hermana estaba celosa del amor de su hermana con el apuesto e imponente tepuy y se empecinó en seducir a Roraima; utilizó todo lo que estuvo a su alcance y empleó todo el encanto del que era capaz, pronto este cayó en su pasional trampa.

Fueron tiempos tórridos durante los cuales Roraima estuvo muy confundido y asediado por el amor que sentía por una hermana, y la pasión que sentía por la otra. La hermana celosa hizo todo lo posible por destruir el amor de los enamorados y finalmente lo consiguió cuando la otra se enteró de lo que sucedió entre ambos; al ser la más apacible y tranquila de las hermanas todos creían que sufriría los desgarros de un mal de amor y la traición que acababa de vivir, resulta que fue todo lo contrario… enfurecida y llena cólera estalló de rabia y arremetió contra su hermana y el traidor de Roraima; la malévola y celosa hermana no tardó en responder a los ataques de su consanguínea y ambas se enzarzaron en una feroz batalla.

La tierra estuvo temblando por días y grandes rocas volaban por los cielos, Roraima trató de intervenir pero fue en vano ya que solo logró empeorar la situación.

Los testigos aseguran que se trató de una batalla épica jamás vista y que se extendió por meses. La Tierra, cansada de esa actitud tan vergonzosa por parte de los guardianes en la superficie decidió intervenir y poner fin a la contienda, lo hizo de una forma drástica y severa, sabía que era la única forma en que se solucionarían, de una vez por todas, los problemas entre las hermanas y el milenario tepuy.

Lo que La Tierra hizo fue separarlos y ponerlos en lugares donde nunca pudieran volver a estar juntos otra vez, aunque si se verían todos los días y hasta el fin de los tiempos, ese sería su castigo.

A Roraima La Tierra lo envió al centro de la región donde habían pocos guardianes, mientras que a las hermanas las mantuvo cerca, casi unidas y sin poder separase jamás. Desde ese momento el Roraima Tepuy se volvió huraño y gruñón y sucumbió ante los desgarros de un mal de amor, la culpa lo consumía por haberle hecho daño a su gran amor y por haber separado para siempre a las hermanas.

Cuenta la leyenda que desde aquel día en que fueron separados Roraima el Tepuy no ha parado de llorar ni quejarse, quejidos pueden oírse a kilómetros de distancia; Roraima se ha dedicado únicamente a velar por sus terrenos y quienes habitan en ellos, algunos dicen haber escuchado los gruñidos y lamentos de Roraima a kilómetros de distancia, dicen que ha vivido lamentándose y sufriendo por su amor perdido.

Las hermanas han seguido juntas pero nunca más volvieron a ser las mismas, ambas viven en medio de un inmutable y desgarrador silencio y una de ellas (el gran amor de Roraima) no ha parado de llorar desde aquel fatídico día, son sus lágrimas las que alimentan y dan nacimiento a la imponente cascada que traza los ríos de la región y que se puede ver y escuchar desde muy lejos, una cascada de lágrimas producto de un tórrido y milenario amor.

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¿Qué tal están amigos?

Hoy quiero contarles que me he unido a un nuevo concurso y que el relato que acaban de leer es mi participación.

Se trata del concurso que está llevando a cabo @edlili24 desde Steem Venezuela y al cual pueden unirse visitando este enlace.

Me gustaría invitar al concurso a los siguientes compañeros: @yolimarag, @wilmer1998 y @crissanch.

¡Espero que les haya gustado!

¡Hasta un próximo post!

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¡Bendiciones para todos!