Es un placer compartir algunos momentos felices que hemos vivido a lo largo de nuestras vidas, esos momentos inolvidables que dejan una marca positiva en nuestros recuerdos. En el momento que vemos las fotos, viajamos al pasado, la mayoría nos hacen reír. Las fotos no son nítidas, fueron tomadas con una cámara de celuloide en los 90.

Cuando trabajaba en el IPASME, teníamos el beneficio de disfrutar de la estadía en un hotel vacacional que pertenecía a la institución a bajos costos. Se llama Club Villas Ipasmar, con acceso al mar Caribe, ubicado cerca de la Laguna de Tacarigua del Estado Miranda en Venezuela. Me encantaba reservar en ese hotel por lo bien que la pasaba con mi familia. Contábamos con áreas de recreación, piscinas, bares, discoteca, anfiteatro, canchas de básquet, tenis, patio para jugar bolas criollas y un parque infantil donde mis hijos se divertían jugando.

Disfrutábamos de la playa y de las piscinas. Me pasaba la mayoría del día lanzándome de los toboganes y disfrutando del chapuzón. En las mañanas, había bailoterapia; en las noches era la diversión para los adultos en los bares. Los viernes, sábado y domingo cerrábamos con broche de oro en la discoteca con muchas luces, música divertida como la salsa y el merengue, era un ambiente que subía la adrenalina. Fueron momentos muy agradables y valen la pena recordar.

En un ocasión, me lancé por el tobogán, el agua bajaba con gran fuerza que cuando llegué, caí sobre una muchacha que se lanzó con anterioridad. Mi cabeza chocó contra la de ella, fue un momento desafortunado.

Disfruto mucho de la unión familiar. En los años mis padres tenían los ojos lleno de vida, siempre encontraba un motivo para llegarme hasta el pueblo agricultor donde vivían. Me encanta mi familia, es grande y nos reunimos para hacer sancocho en el fogón, jugar dominó y contando chistes para reírnos.

Algunas veces llevaba mi hijos con los primos y las tías al Parque del Este, al zoológico o cualquier parque de Caracas. Íbamos preparados con nuestros víveres para hacer un pequeño pícnic. Pasábamos un día diferente en familia.

Desde mi perspectiva, la felicidad está en disfrutar de la familia, ser nosotros mismos con nuestros defectos y virtudes. Todos esos momento nos llena el alma, como en las palabras de Dostoievski: «Nada hay más bello y que fortalezca más en la vida que un recuerdo puro».