Yacy y Araí regalan el mate a los hombres.

Amigos en Steemit:

Hoy saludo especialmente a la comunidad que hace vida en Steem Venezuela devolviendo la gentil visita de @belenguerra. Entiendo que la iniciativa de esta comunidad es una bonita manera de unir los pueblos.

Motivada por ello he realizado este escrito, hecho con respeto y cariño, inspirado en una leyenda argentina. El origen mitológico del mate, motivo que toco en mi relato, tiene variantes. En todas hay una profunda belleza en el trato de los personajes y de la trama. He intentado mantener el hilo original de la leyenda.

Espero que les guste mi narración.

Agradezco el trabajo de esta comunidad que une a latinoamericanos.


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Fuente

Yacy y Araí regalan el mate a los hombres.

Nadie sabe desde cuando Yacy, Luna, se pasea por el cielo.

La tierra es multicolor y Yaci, que es una luz azul, o sea una diosa, contempla extasiada el color esmeralda de los mares, el añil de los lagos, el blanco de la nieve, el verde de los árboles, la indescriptible belleza de las flores.

Hasta Yacy llega, casi inaudible, el sonido de las aguas, el trino de los pájaros, el canto de los grillos, el llanto de los niños recién nacidos…


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Dibujo propio

Yacy tiene una amiga, otra diosa gentil, Araí, Nube, también fascinada por la tierra. Una vez, conversando, las dos buenas amigas decidieron pedir permiso al Sol para visitar la tierra. Querían verla de cerca.

Al Sol no le pareció la tierra un lugar seguro para las bellas diosas, pero al final cedió al pedido, vencido por la ternura de la Luna y la Nube. Solo les puso la condición de permanecer invisibles para los humanos.

Nadie pudo verlas, etéreas, visitar los parajes de la tierra. Miraron el agua caer y salpicar a sus pies, contemplaron las arañas tejer con su invisible hilo de seda, amasaron la arcilla roja, formando figurillas con sus dedos…

Yacy y Araí estaban tan ocupadas y contentas que no se percataron que un hambriento yaguareté, que sí podía mirarlas, seguía sus pasos.

En el momento en que lanzó el zarpazo al animal lo atravesó la flecha de un joven guaraní, que, sin saberlo, salvo la vida de las tiernas diosas.

Cuando vio al felino muerto a sus pies, el joven decidió descansar, antes de regresar con su presa a la tribu. Entonces se durmió y soñó que dos diosas, vestidas de blanco, le hablaron con cariño.

Cuando llegues a tu pueblo encontrarás un arbusto que nunca habrás visto, meterás sus hojas en una calabaza hueca y harás una infusión. Le dijo Yacy.

Con esa infusión unirás a las personas de todas las tribus, será un símbolo de amistad y de hermandad. Le dijo Araí, abrazando a su amiga.


Cuando el joven guaraní llegó a su tribu siguió las instrucciones de las diosas.

Buscó una calabaza hueca, picó las hojas del arbusto, las puso adentro y llenó el cuenco con agua. Luego, con una pequeña caña probó el primer mate del mundo. ¡Le pareció muy bueno!

Luego extendió la mano y la ofreció a su gente.

Así pasó el mate de mano a mano. Y así sigue desde los antiguos tiempos, en los que Yacy visitó la tierra, hasta hoy.

El mate es un regalo de la luna y de la nube para compartir historias, para enlazar las amistades o para estar acompañados en el silencio.



Gracias por leer

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@gracielaacevedo

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