Llegan los años en que el pasado forma parte de nuestro presente con más fuerza que los recuerdos nuevos.

Sucede que al llegar a la edad de los que transitamos por la sexta década, día a día y en cualquier momento los recuerdos que nos han acompañado durante toda la existencia cobran vida, se hacen importantes a diario. Hoy mediante esta participación quiero contar algunas aventuras que recuerdo como si estoy en ellas hoy.

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Primer episodio.

Me gradué muy joven como enfermera, al terminar mis estudios yo había firmado un contrato con un hospital de otro estado y debía estar allí durante 18 meses. Al cabo de ellos podría continuar o irme de allí de nuevo a casa.

Por primera vez viaje a un lugar a 3 horas de distancia de la que era mi casa familiar. Estaría allí en una residencia de enfermeras, sin padres y sin hermanos, solo mis compañeras de grado. Más adelante también me acompañarían las personas que empezarían a ser parte de mis recuerdos.

Conocí a mucha gente hermosa, la persona que cuidaba la residencia donde yo viviría esos meses. La señora chicha, era muy agradable, siempre sonriendo. Persona humilde que aún con más de 50 años de edad mantenía su hogar con lo que ganaba como camarera de hospital. Nunca faltaba a su trabajo, nunca se enfermaba, siempre estaba a la disposición de todos. Que Díos la tenga en su presencia en un buen lugar.

Recuerdo que llovía mucho en ese lugar, es el llano de Venezuela, donde cuando llueve, llueve mucho, con frecuencia y con mucha fuerza. Esas lluvias no impedían que saliéramos a realizar nuestro trabajo de calle cuando era tiempo de colocar vacunas. Nos íbamos en jeep porque los lugares eran muy intrincados.
Caseríos alejados del pueblo más cercano, alejados de la civilización por campos y terrenos muy mal condicionados para el transporte vehicular.

Había que caminar mucho donde nos dejaba el Jeep pero luego encontrábamos unas casitas en donde las personas muy amables, humildes y sonrientes, acudían al llamado para ponerse las vacunas que llevamos para adultos y niños.

De regreso era ya después de mediodía y como llovía se hacía más difícil el retorno. Pasamos por unos huecos en la carretera que la lluvia cubrió y en un momento caímos en uno de ellos, nos sumergimos en él. Debímos salir corriendo del jeep y ayudar a mantenerlo de pie porque se ladeaba. Faltaba mucho camino por delante para quedarnos sin auto y lejos de la ciudad.

Todas ayudamos al chofer del Jeep, nuestras blusas blancas ahora eran de color café con leche. Después que logramos salir del hueco y continuar el viaje de regreso, llegamos cansadas a casa. La historia se volvió chiste para nosotras, y así ha continuado durante toda nuestra vida. Todas saltando despavoridas por la ventana para no morir ahogadas en un hueco de carretera...

Segundo episodio.

En otra oportunidad estuvimos contando historias de desaparecidos, muertos y aparecidos. Era tanta la insistencia por decir qué esas historias eran verídicas que muchas de nosotras no podíamos dormir después. En tanto que las muchachas que eran propias del llano se conocían esas historias y nada las asustaba.

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Una de esas noches de cuentos, muchas nos quedamos despiertas por no poder dormir. A las 12 de la noche para divertirnos mientras nos daba sueño, decidimos llamar a las puertas de las demás compañeras y tocar para decirles que eran las 6 am y que debían despertar para alistarse a esperar el bus que nos recogía.

Muchas se levantaron molestas porque las habíamos levantado a medianoche, otras no hicieron caso y siguieron acostadas. Nosotras debimos quedarnos un poco más despiertas, mientras nos reíamos y disfrutábamos de las cosas que acabábamos de hacer. Tanto fue así que nos acostamos demasiado tarde. El bus pasó, nadie nos despertó, y mis dos amigas y yo llegamos muy tarde al trabajo ese día. Fue un desastre empezar el día mal con nuestras supervisoras tan estrictas. No le pudimos contar el porqué llegamos tarde.

Luego fue una historia para reírnos de todo lo que hicimos, El que obra mal, le va mal. Pero no deja de ser una historia para nosotras divertirnos en algún reencuentro.

Tercer episodio.

La vida está llena de recuerdos, pero los que más nos deben importar son los que nos llenan de alegría. Yo recuerdo con tanta emoción haber recorrido con tantas ganas los llanos de mi país. Cuando se llenaban los esteros con el agua de las fuertes lluvias, después de una larga sequía. Recuerdo la emoción que sentí cuando por primera vez ví a las babas acostadas a la orilla de un río tomando el sol de la mañana. Detuve el auto de repente, para ver todos esos palos reposando sobre la orilla como antes no las había visto y sí, no eran palos ellos eran babas con sus colmillos al aire.

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Recuerdo cuando por primera vez ví un árbol repleto de aves, me detuve de repente para ver todas esas aves blancas alrededor del verde árbol. Eran garzas blancas, no sé si tienen otra definición pero eran hasta ahora y para mi recuerdo un puñado de aves blancas como garzas, reposando en un frondoso árbol.

Cuando por primera vez pasé por encima del embalse del Guárico, en Calabozo, me asombré, y luego escuché la historia de los lugareños que con mucho orgullo relatan que fue construída por los presos en el tiempo de Marcos Perez Jimenez. Luego leyendo sobre esa historia supe qué un ingeniero italiano fue el diseñador de esa gran obra.

Con más de 30 metros de profundidad ha albergado el precioso líquido a través de los años a esta preciosa región de siembra y ganadería. También en esas aguas habitan los peces y uno de los más aguerridos es el pez de nombre Caribe, cuyos dientes son tan afilados que eran los responsables de enviar a diario, a mi lugar de trabajo, a niños y adultos con mordidas mutilantes en sus cuerpos y extremidades.

En el momento de ocurrir el hecho no era gracioso pero luego ellos mismos los convertían en graciosos momentos. Como el de que le cambiarían el apodo por no tener ahora una falange de su dedo, o cosas por el estilo. Todo lo transformamos en chiste, siempre y cuando nuestra historia la podamos contar de nuevo.

Son muchos los recuerdos agradables que se atesoran en mi corazón en estos momentos, pero dejaré algunos para otra ocasión. Gracias por leer parte de mi vida y espero no haberlos aburrido.

Esta es mi participación en el concurso de comunidad @steemvenezuela.

Invito a participar a los amigos @zorajaime, @haidee, @cive40. Sigan este enlace