Hace algún tiempo ya les había contado parte de la historia de mi padre, Juan, quien tuvo una infancia bastante dura, es una historia como de las novelas, es en ciertos aspectos triste, pero muy aleccionadora.

Mi abuela, era una mujer de piel negra, muy humilde, vivía en un pueblo al sur del Estado Bolívar, allí llegó mi abuelo en viaje de negocios, él era de descendencia árabe, blanco y ojos claros, hombre de negocios y de mucho dinero, sus caminos se cruzaron y se conocieron, y a pesar de ser personas totalmente diferentes, el amor los flechó y al poco tiempo se fueron a vivir a Puerto Cabello.

Le compró una casa de dos plantas, ella estaba feliz pues aquel hombre realmente la quería, pero no llegó a casarse con ella, no sé la respuesta a esa interrogante, tal vez pretendía hacerlo más adelante, lo cierto es que vivían muy felices, al cabo de unos años tuvieron la dicha de tener un hijo, mi padre, quien vivió sus primeros años de vida rodeado de mucho amor de sus padres.

La familia de mi abuelo nunca aceptó esa unión, no sé si porque era negra o porque no tenía fortuna, o tal vez por las dos cosas, pero mi abuelo se enfrentó a todos para hacer respetar su decisión y así vivir la vida que quería junto a mi abuela.

Pero la vida y sus vueltas, dio un giro tan infortunado en la vida de mi abuela y mi padre, cuando mi padre tenía unos 7 u 8 años mi abuelo falleció de un infarto siendo muy joven, mi abuela y mi padre estaban devastados, pero la situación empeoraría para ellos.

Después que mi abuelo falleció, su familia echó a mi abuela y a mi padre a la calle, sin derecho a nada y sin más nada que sus ropas, los subieron en un barco hasta San Felix en el Estado Bolívar.

Mi abuela tuvo que llegar a pedir ayuda a sus familiares, y mi padre tuvo que empezar a esa edad a trabajar en la calle vendiendo dulces, comida y todas las cosas que podía preparar mi abuela y él también aprendió a preparar algunos dulces porque mi madre cuenta que mi padre le enseñó a hacer turrón de coco.

Y así pasaron los años y mi padre de adulto pudo trabajar en una petrolera como obrero y poco a poco fue ahorrando y cumplió su gran sueño de comprarle una casa a su madre, él se encargó de que nunca le faltara nada.

Y la vida siguió, y siguió sorprendiendo con sus vueltas, mi padre tendría casi 50 años cuando llegaron ante él los hermanos de mi abuelo, buscándolo para darle la herencia de su padre, mi padre con toda la serenidad del mundo, les dijo que él no necesitaba ese dinero y que se regresaran por donde habían venido y nunca más supo de ellos.

Mi padre a pesar de no poseer fortuna, más que su trabajo, le dio a su madre la vida que merecía y que le fue arrebatada por la codicia de la familia de mi abuelo, formó su familia con mi madre y jamás nos faltó nada, no vivimos de lujos, pero jamás nos faltó nada, él se esmeraba en eso; y al rechazar una gran fortuna como herencia, dejó bien claro sus valores, el amor y la familia siempre prevalecerán ante cualquier fortuna.

Esta es mi participación en el concurso de los amigos de @hive-193637, quienes nos invitan a reflexionar con nuestras historias de vida, anímate a participar, acá te dejo el enlace

Invito a los amigos @luimer79, @zhanavic69 y @mini80

Gracias por leerme, te deseo salud y bienestar; además de éxito en todos tus proyectos de vida.

Las imágenes son de mi autoría.

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