Terminando un mes más...

... Y uno movido, sin duda alguna.

Un día raro, con mucho de introspección y bastante de no saber en dónde estoy parada. Esto, más que el juego del diario, va a ser una suerte de catarsis diaria. Otra más, ya que la primera tuvo que aguantarla @belenguerra (Gracias!!!).

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Hace cuestión de unas semanas, mi vida empezaba y terminaba en trabajar. Una muy buena posición para mí, en una gran empresa con mucho futuro por delante, muchísimas responsabilidades que iban a contrarreloj... pero que no me hacía ni un poco feliz. Me agradaba en lo utópico, en lo que podría llegar a ser, pero no en lo que era en la actualidad.

Es duro enfrentarse a uno mismo, sentarse y reconocer que el camino que estamos haciendo no es el indicado para nosotros. Tomarse un café con el alma y afrontar que lo que está dentro nuestro no va a callarse por más que querramos ahogar el grito desgarrado. Si lo que veo no está bien, no me genera ningún tipo de felicidad y entiendo que quiero que mi vida pase por otro lado, ¿qué es lo que estoy haciendo?

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Es incómodo, muchas veces duele, pero ese enfrentamiento, es de lo más enriquecedor que podemos hacer por nosotros mismos. Verse con el alma desnuda, sin juzgar los deseos que nacen desde nuestro ser es de lo más maravilloso que alguna vez podríamos permitirnos, pero no es fácil. Nunca resulta sencillo acallar las voces de la mente, el terror a la crítica ajena y a los juicios que alguien pueda emitir. Es una lucha que comienza, pero que jamás termina.

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¿Y ahora qué?

Eso es lo que más me pregunto.

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Recuperé de mi vida. Cuatro palabras casi insulsas o con muy poco sentido para quien nunca pasó por estar preso de una situación y sentirse ahogado por ella. Es casi revolucionaria la algarabía que invade a uno cuando las cadenas se rompen y su destino pasa a ser puramente una elección personal. No más horarios de trasnoche ni madrugadas trabajando, no más cancelar reuniones sociales por trabajo o por cansancio acumulado, no más ser un zombie por cosas que no me alimentan ni me hacen feliz.

No sé dónde está mi rumbo, pero sí sé dónde no lo está.

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Estos días han sido particularmente raros. Es una sensación extraña la de poder destinar tiempo a uno mismo, luego de una seguidilla eterna de días en los que a duras penas tenía tiempo de preguntarme qué era lo que quería almorzar o cenar. De a poco, mi alma vuelve a encontrar su color y su llama de siempre, es cuestión de tiempo hasta acomodar las piezas faltantes de mi rompecabezas.

Que sí, que no, que qué hago, que a quién se lo cuento. Infinidad de preguntas, muy vagas y escuetas respuestas.

Me estoy reencontrando de a poco con todo aquello que me hace muy bien y que por tanto tiempo no pude hacer. Una de ellas es esto mismo, escribir, y casi que siento algo oxidadas mis palabras. La otra es correr, mi corazón vuela de felicidad al pensar en que es posible nuevamente dedicarle tiempo y esmero a algo que siempre me hizo tan bien.

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Es difìcil, sinuoso y algo turbulento el camino de encontrarse a uno mismo. Nos venden tanto una imagen perfecta de espiritualidad, con velas encendidas y sahumerios algo abrumantes, pero en la realidad dista tanto de eso. Es muy duro ponerse cara a cara con los demonios más profundos que cada uno tiene. Pero necesario. Es vital sentarse a tomar el té con lo que más nos asusta y entender que estamos por sobre todo eso. Sí, es un camino doloroso y lleno de espinas, pero que sin duda nos hará reencontrarnos con lo que muchas veces callamos o ignoramos por miedo.

Nuestro lado oscuro tiene tanto para enseñarnos. Debemos volver a ver con los ojos del alma, aquella visión que tanto nos guía y que cegamos por ser seres mentales.

Ahora no sé qué haré, sólo sé qué es lo que no haré y eso es dejarme apagar nuevamente.

Gracias por leerme, es un agrado para mí contar con Steemit en momentos como estos, que más necesito y me hace bien el escribir por el mero gusto de hacerlo. :)

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