Foto del santo Venezolano Dr José Gregorio Hernández
Fuente
Cuando tenía aproximadamente 12 años, era un joven travieso, extrovertido, y con muchos amigos, como todos los muchachos de mi época.
Vivía con mis padres y mi hermano, todo era color de rosa, como dicen coloquialmente en mi país Venezuela, mi padre un trabajador ejemplar y mi madre una profesora dedicada a sus alumnos, mi hermano el sabelotodo y yo el rebelde.
Un día como cualquier otro, quede en jugar con mis amigos una partida de fútbol de salón en el galpón de la urbanización donde vivía, me fue de maravilla metí como 4 goles, y llegue a casa como a las 5 de la tarde, pero ya había coordinado con mis compañeros en jugar de nuevo a las 9 de la noche en la calle donde vivo, para practicar para un campeonato que estaba próximo a realizarse.
Mi madre como a eso de las 7 de la noche me llama y me dice que me meta que ya está bueno de calle, yo le comenté mis intenciones y me respondió que no estaba bien que todo el día anduviera en la calle, yo le dije que apoyaba su decisión.
Mis padres a las 9 de la noche todos los días, ya estaban durmiendo, procedí con mucho cuidado a buscar las llaves de la casa para poder escaparme, abrí la nevera, me sirvo un vaso con agua y cuando miro por los cajones que están encima de la cocina una estatua pequeña del Dr José Gregorio Hernández me sonríe.
Foto del autor, aunque pasen los años recuerda esta hermosa experiencia
Mi primera impresión fue que lo estaba alucinando, y me quedé viéndola firmemente tomando poco a poco mi vaso con agua, cuando por segunda vez lo volvió hacer pero muy rápido, fue allí donde en vez de venerarlo me asusté demasiado, puesto que era muy chico para entenderlo.
Sali corriendo del susto a llamar a mis padres y contarles, ellos me dijeron que dejará de ver películas extrañas y no me prestaron atención, pero mi madre si se dio cuenta que yo tenía planeado escaparme y me quitó las llaves de la casa.
Al siguiente día, mis amigos me cuentan que uno de ellos pegó el balón fuertemente contra uno de los portones de un vecino muy delicado, que el señor llamo a la policía y les quería dar un escarmiento a todos por irrumpir en altas horas de la noche la tranquilidad del colectivo, los padres de mis amigos salieron y casi hubo golpes y todo lo demás.
A estas alturas de mi vida tengo 35 años bien vividos, y aún sigo pensando en aquella sonrisa que me dio el Dr José Gregorio Hernández, a lo mejor tratando de advertirme que no saliera esa noche, o tal vez sabia que después de esa sonrisa jamás lo podría sacar de mi mente y de mi corazón.
Foto de la estatua original del Sr José Gregorio Hernández que me regalo una sonrisa cuando tenia 12 años.
Autor: @erudito26
Lugar: Barinas- Venezuela.
Fotos: Orinoquia Kavak.
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Tu historia hizo que se me pusieran los pelos de punta.