Observando las malezas o malas yerbas de mi patio o jardín me doy cuenta que son plantas de rápido crecimiento y propagación y que por ello compiten y le restan espacio a nuestras plantas. Pero una de las características que más las identifica es su relativa escasa belleza. Digo “relativa”, porque si uno se va a los detalles puede que las malas yerbas dejen de ser tan feas yerbas.

En tal sentido, me he dado cuenta que las flores de las malezas no son voluminosas y, por lo general, son poco vistosas o coloridas, salvo algunas excepciones. Por ejemplo, para el caso de las campanitas púrpura hay veces en que salen de forma numerosa, pero lo más común es que aparecen muy dispersas: una por aquí y otra más allá. Si ocurriera lo contrario, se tendría a las campanitas como una típica planta de jardín, ya que lo que más gusta a las personas es que las flores dominen sobre la apariencia de las plantas.

El otro rasgo que destaca a las malezas es que sus ramas y hojas carecen de atractivo, ya que más bien son opacas, sin brillo, peludas y hasta huelen mal, como es el caso de unas que son parecidas a la manzanilla.

En lo que respecta a las flores de mi post, también corresponden a una maleza. Aunque las fotografías las muestren como si fueran de gran tamaño, se trata de flores muy pequeñas: miden un centímetro de diámetro, con pétalos azules y órganos centrales amarillos. En fin, con las fotos aquí expuestas les estoy demostrando que el tamaño diminuto de las flores de este tipo de plantas es otra de las características que no les favorece ante el gusto de los amantes de la jardinería. No obstante, la belleza la encontramos cuando nos dirigimos al detalle.

Todas estas son fotos de mi propiedad, tomadas con un Huawei Honor 7S.