Lunes de escritura / Por: @enrisanti / EL GATO QUE SE VOLVIÓ VEGANO DESPUÉS DE UN RETIRO ESPIRITUAL

El gato de doña Meche era por demás de mañoso. En cualquier descuido se metía en la cocina y era capaz de destapar las ollas y robarse la comida. Tenía muy fino el olfato para detectar las proteínas y se volvía como loco cuando olía el pescado. Y fueron varias veces que el animal se metió furtivamente para llevarse consigo presas enteras. Era muy lambuzo y no tenía paciencia, no le agradaba esperar a que le dieran las menudencias o las sobras de los comensales.

Por lo tanto doña Meche tomó la firme decisión de echarlo de la casa. Entonces mandó al hijo para que lo abandonara lejos, por el camino que daba hacia el pueblo. Pero resultó que al gato lo dejaron apenas a tres kilómetros de distancia, y en cosa de unos cinco días regresó a casa. Se le veía flaco, sucio y todo enclenque.

Doña Meche decidió dejarlo tranquilo pensando que el felino se iba a portar bien; pero no, el minino volvió a hacer de las suyas, a pesar de se le mantenía a raya a punta de jarrazos de agua. Entonces doña Meche volvió a hacerle lo mismo. Pero esta vez le dijo al muchacho: “Trata de dejar el doble de lejos a ese desgraciado gato, porque me tiene a monte con la comida”.

Pero la sorpresa de las sorpresas fue que el gato, en cosa de una semana, regresó a casa otra vez. Doña Meche quedó impresionada y dijo: “Santo Dios bendito. Pobrecito. Miren lo feo y flaco que se ve. Ya no quiero botarlo otra vez. Veré cómo hago”.

Y desde allí en adelante el animalito no volvió a molestar más nunca, porque decidió volverse vegetariano. Fue cuando doña Meche comentó: “Miren como aprendió la lección. Las personas deberían tomar ese ejemplo”.

La caricatura es del autor (véase la firma). La foto fue tomada con un dispositivo Huawei Honor 7S.