_{Imagen modificada en PowerPoint/ F}

---

---

El año pasado me enteré de que había fallecido Don José Luis Sánchez, mi profesor de Castellano y Literatura en el último año del bachillerato. Era un educador que antes de comenzar la clase, se dedicaba a hablarnos sobre la vida, a darnos buenos consejos que, como enfatizaba él siempre, nos servirían, sobre todo, como futuros estudiantes universitarios y como los hombres y mujeres que luego conformarían la población adulta y educada de nuestro país.

El entusiasmo con que el profesor Sánchez se dirigía a nosotros creaba una maravillosa atmósfera de plenitud, de magistral encantamiento por parte de un comunicador que sabía manejar cada momento de su discurso con las palabras y los matices de voces apropiados. Era muy difícil para ese numeroso grupo de alumnos dejar de prestarle atención mientras disertaba sobre las actitudes que debían asumir los jóvenes para sentar los cimientos de un país desarrollado. Particularmente, me encantaban sus reflexiones sobre la mediocridad que campeaba en casi todos los escenarios de nuestra realidad.

Es inconcebible, señalaba este docente, que un estudiante se conforme con la nota mínima aprobatoria e incluso solo lleva en mente obtener esos anhelados diez puntos para simplemente olvidarse de una signatura. De esa forma nunca evolucionaremos, estaremos condenados por siempre a este subdesarrollo. Todos ustedes deben prepararse con el propósito de que su calificación sea 20 puntos, buscar en todo momento la excelencia. Estamos conscientes de que no todos lograrán esta nota máxima, pero si cada uno de los alumnos trabajara para ello, el nivel de conocimiento y competencia se elevará para beneficio propio y colectivo.

Este conformismo mediocre en la educación es, por supuesto, un reflejo del país que tenemos, recalcaba el docente. Vemos por todas partes que las obras destinadas a los servicios públicos se hacen a medias, con soluciones que se llevan a cabo por un mientras tanto que termina siendo un largo tiempo; hasta que se vuelven a deteriorar y viene de nuevo un remiendo para que continúe funcionando como sea. No caigan ustedes nunca en eso, insistía nuestro apreciado profesor, lo que se vaya a construir debe realizarse bien, perfecto, desde el primer momento, la cultura de medio parapetear aquí y después vemos qué pasa debe terminarse.

Por estas mismas razones son frecuentes nuestros fracasos en materia deportiva. Nos encanta decir, cada vez que incursionamos en cualquiera contienda de este tipo, que lo importante es competir… Y con ello nos consolamos estoicamente por haber perdido, muchas veces, de forma vergonzosa. Eso no puede ser, alegaba con vehemencia el profesor Sánchez, lo importante es ganar.

Si tenemos pensado acudir a cualquier desafío debemos prepararnos para triunfar, para ser mucho mejores que nuestros rivales porque, de lo contrario, competir no tendría ningún sentido. Y en algunas ocasiones nos mostraba recortes de prensa en los que algún deportista nuestro que asistiría a un evento internacional declaraba que pensaba lograr un sexto lugar, por ejemplo. Si yo fuese el encargado de financiar el traslado de ese atleta, señalaba, no lo dejara subirse al avión; le diría que cuando piense que va a ganar lo dejo ir a la competencia.

Otro de los temas que abordaba con frecuencia Don José Luis era esa ancestral costumbre de echarle la culpa a otros de nuestros males. Somos desorganizados y despilfarradores, expresaba de manera irónica, porque los españoles que vinieron a colonizarnos, hace más de cuatro siglos, eran unos delincuentes desadaptados que decidieron probar suerte en este continente. Después llegaron los gringos a robarnos nuestro petróleo, a inculcarnos una cultura que suplantaría a la nuestra y a transformar un país de tradición agrícola en minero, provocando un caos terrible en la sociedad.

Todo eso puede ser cierto, pero nadie nos ha amarrado las manos ni nos ha quitado la capacidad de pensar para nosotros superar cada uno de esos percances con el propósito de erigir el país que deseamos. Hasta cuándo vamos a estar pensando que son otros los que determinan nuestro destino en lugar de abocarnos a construirlo con nuestras inmensos recursos naturales y humanos.

Estas y muchas otras reflexiones del recordado profesor José Luis Sánchez estuvieron siempre presentes en mis pensamientos, en todo cuando me ha tocado enfrentar en esta realidad nuestra que, en lugar de transformarse de la mejor manera, como pregonaba aquel docente, retrocedió hacia unas etapas que ya creíamos superadas.

---

---

---

---

---

Invito a los amigos:
@wuddi,
@furqanarr y
@esvisionaria