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RE: Solo nosotros tenemos la llave
El encontrar o rescatar la esencia de nuestra luz interior, no es algo sencillo, afortunadamente. Doy esa adjetivación en el sentido de que cuando algo “cuesta” no sólo se valora, sino que se reconoce la trascendencia del logro en concreto. Su artículo me ha recordado ese compromiso que tengo en tanto que me caracterizo de ser muy espiritual. Aunque estudié Filosofía, esto va más allá de conocimientos teóricos. La luz interior y la plena conciencia de ello, aunque seres sociales, con la connotación que usted le da a ese término en su artículo; trasciende nuestra individualidad hacia un crecimiento y transformación espiritual. Por cierto, Khalil Gibran, gran poeta Libanes que vale la pena leer. Saludos.
Lo que nos cuesta llegamos a valorarlo más pues se percibe como un gran logro y debo decir que además de eso, lo que encontramos depende mucho de esos proyectos internos que nos planteamos y los caminos que decidimos andar... Mucho se trata de las experiencias y cómo las abordamos, más allá de los conocimientos que encontramos y apreciamos en nuestra mente, la prueba de fuego es si son tan buenos, cuando los aplicamos en la realidad. Pero si tenemos el proyecto vamos a ir transformando lo que sea necesario para alcanzar ese logro. La meta puede ser algo difuso también, muchas veces.
Puede que en el proceso transformemos ideas que creíamos verdaderas, por otras, y es que mucho se trata de eso, de transformación.
El tema del crecimiento personal, alcanzar esa luz interior, es extenso, pero es bonito porque aprendemos a apreciar los procesos más allá de la meta, que por cierto cada día se desplaza un poco más lejos, y esta bien que sea así.
Gracias por pasar y por tus valiosos comentarios, lo aprecio mucho 🙂
Muy interesante su respuesta al comentario que me permití hacerle respecto a su comentario. Hoy tengo la idea vaga de lo que tratará mi artículo de hoy, falta definir cómo lo publicaré, me refiero a espacio; el punto es que pasó algo curioso ésta noche: mi madre no pudo dormir y fui a conversar con ella, hasta las dos de la mañana. Cosas que delimitan cuestiones psicológicas, creo. Eso voy a escudriñar hoy. El punto es que, mencionó que de pequeña leía a Khalil Gibran, un texto que se llamaba “alas rotas”. En fin, hoy es un día de reflexión.