sillas y lluvia bipolar.

Buenas noches estimados lectores de where-in, hoy hablaré de mi día de trabajo el día de hoy, sin más que decir empecemos.

Como todas las mañanas el molesto despertador sonó y tuve que pararme a callarlo, salí del cuarto e hice mi rutina diaria: ir al baño, lavarme la cara, cepillarme, cambiarme de ropa, desayunar, asegurarme de que la bici este funcional, guardar todo lo que me llevo e irme a trabajar.

Hoy en el viaje me apure un poco ya que el jefe quería que llegará un poco más temprano para no tardar tanto buscando a la jefa y otras cosas.

Me quedé solo en el negocio barriendo, limpiando el polvo de las silla, mesas y muebles, para pasar el tiempo puse música y me puse a usar el celular, también tuve que estar metiendo y sacando las sillas por la lluvia que venía e iba. Mientras pasaba el tiempo llegaron a preguntar 3personas por sillas y yo les di el volante, los atendí, le indique los precios y otras cosas.

A las 11 llegó el jefe junto a la jefa y su hija Zara, también trajeron unas partes de silla de oficina y unas mesas desmontadas.

Las guardamos para a dentro y la silla de oficina me mandaron a limpiarla con espuma de jabón y eso fue lo que me puse a hacer. Tuve que cambiar 3 veces el agua ya que la silla estaba muy sucia, al final la puse a secar con el sol y mañana volver a limpiarla ya que tiene demasiada tierra pegada.

Terminé con la silla y me puse a ayudar un poco a Harrison a sostener la mesa mientras el martillaba unos clavos en la mesa.

A las 12 y pico compré un combo de perros calientes y me senté a comerlos tranquilamente.

Más tarde me mandaron a preguntar por unos desinfectantes pero nadie salió, también aproveche y le pedí permiso a Harrison para salir a preguntar por bombas para la bici junto a un par de gusanillo, pregunté en un lugar y me dieron el precio de la bomba en 5$ y el gusanillo el par en 1$, una vez escuchado el precio agradecía al que me atendió y me volví al negocio.

El resto del día estuve usando el celular para pasar el tiempo y una que otra cosa que me mandaba a hacer Harrison.

Casi a la hora de irnos Harrison y yo nos pusimos a armar una silla, pero al final no pudimos sacar una de ruedas ya que se había pegado por el óxido a si que lo dejamos para mañana.

Y como las 5 y pico cerramos el negocio para irnos cada quien para su casa, aunque Harrison me dio un abenton en el auto hasta casi en el terminal y de hay yo seguí para la casa.

Gracias por leer este corto post, espero que les haya gustado mi anécdota del día de hoy, sin más que decir me despido con un abrazo sicológico hasta la próxima vez CHAO.

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