La sensación en mí de plenitud, relajación, desconexión con la realidad (cuando hay dificultades) es gracias a mis actividades al aire libre, yo lo recomiendo a quien sea.

Antes de casarme, mi grupo de amigos y yo improvisábamos viajes a la playa, casi siempre era a Río Chico o Puerto Píritu, cosas de muchachos (porque ahora no lo hago de esta manera) de repente en la madrugada, uno de ellos decía “vámonos para la playa!!”, no había terminado de decir la frase, cuando ya teníamos los shorts de baño puestos, jajajaja, se nos hacía fácil porque uno de mis amigos (Julio) tenía casa para vacacionar en eso preciosos lugares.

Luego cuando me casé, las cosas cambiaron, no estaba solo, tenía a mi esposa e hijo, y ese bochinche no podía seguir como antes. Es notable la diferencia que existe entre las salidas de solteros y luego de casados. Cuando se está soltero, no hace falta planificación ni compras previas, con tan solo tener las ganas y dinero para resolver, es suficiente. Y si a veces no tenías el dinero hasta te decían “Chico, Yo invito…” qué tiempos aquellos jajajaja.

Una vez que ya estas casado, si eres adinerado, tan solo llegas a la playa, eso sí, una buena playa, de esas tipo las islas de Mochíma en el Edo-Sucre, Morrocoy en el Edo Falcón, o si eres muy exquisito y tienes sobreabundancia de dinero, puedes llegar al Archipiélago de Los Róques, alquilas una habitación en un hotel con todo incluido, sillas o tumbonas, toldo, comida – bebidas para escoger, en fin, no llevas nada de casa, para qué?? No es necesario.

Pero cuando tu cuenta bancaria es tipo normal, y tienes la responsabilidad de mantener una familia, las salidas a la playa no se pueden dar sin una previa planificación, sacando cuentas para ver qué cosas comprar para comer y beber. Esto se los estoy relatando porque tengo experiencia al respecto, siempre vamos dos familias, mi cuñada, su esposo e hijos, además de mis suegros, y mi familia (esposa, mi hijo y yo), necesariamente nos repartimos los gastos, cada representante de las familias propone con qué puede colaborar, y así vamos poco a poco armando los insumos que llevaremos.

En este tipo de salidas, cada quien lleva su toldo, cava y el arsenal de sillas playeras (para aminorar gastos de alquiler), y no puede faltar el mini equipo de sonido para amenizar el día. Y si tienes hijos pequeños, imposible que se olvide los juguetes playeros (palitas, tobitos, salvavidas o flotadores, flotis, y si quiere exagerar, los inflables con forma de ballenas o delfín, y piscinita para llenarla de agua salada) jajaja, aclaro, no me estoy burlando, porque yo he vivido esto, es una realidad que todas las familias vivimos.

En pocas oportunidades he podido vivir la experiencia de ir a un excelente hotel, disfrutar de sus exquisitas comidas y todas sus comodidad, paralelamente también he vivido las salidas familiares con la mudanza playera jajajaja, en ambas experiencias, el sentimiento de amor, unión, disfrute, relax, ha sido maravilloso, acá lo importante no es lo que tienes para disfrutar, sino con quien disfrutas lo que tienes.

Cuando mis hijos vivieron una temporada acá en Lechería, las salidas a la playa fueron más frecuentes, planificamos caminatas, e incluso intentamos ir a una isla (Puinare) para acampar de sábado para domingo, pero eso nunca se dio, quizás por temor a la delincuencia, pero como me gustaría vivir con mi familia una experiencia de este tipo.

Dios mediante el problema de la pandemia pasará, y volveremos a vivir salidas familiares como las de antes, de verdad las extraño, y mucho.