Hoy se le da un espacio a la naturaleza para toda la familia que pertenece a esta divertida comunidad. Para contar sus historias o anécdotas relacionadas con sus mascotas por ejemplo, los ríos, playas, parques, jardines o si se dedican a la siembra, en fin para que tengan ideas sobre que tema escribir.

Personalmente, adoro estar al aire libre, observar verdes y hermosos paisajes, ir a la playa sentir su brisa con ese aire particular lo disfruto muchísimo. Estar en mi Guárico querido que está lleno de inmensos campos, animales y flores silvestres es hasta saludable para mí, mi mamá tiene su patio lleno de distintas plantas que le dan frescura a la casa, aquí les regalo estas lindas florecitas de distintos colores que tiene ella.

Pero les confieso algo, yo no tengo mascota por cuestiones del apartamento y porque sé del cuidado y limpieza que requieren, pero no los rechazo, pues muchos son hermosas criaturas como los perros y pajaritos. No es mi pasión la siembra y tampoco los jardines, es decir, ver lo hermosos que son y como florecen sí, sin embargo, dedicarme a cuidarlos, regar o atenderlos no. Que me regalen flores me encanta un mundo, me derrito de ternura con cualquier flor, no obstante las rosas rojas son mi debilidad.

Les cuento una historia sobre dos plantas que tengo en casa, a las que llamo hijas también. Hace más de 1 año un familiar que se iba del país para España, me llama y dice:
aquí esta mi planta que ahora es tuya, cuídala y me la puso en las manos, le echas agua solo una vez a la semana, yo me quede sin decir nada, sorprendida porque ni siquiera me pregunto si la quería. Bueno me la traje a casa y desde ese día la cuido y le hablo como una hija más, la siento como una responsabilidad, no es que me apasiona. Desconozco su nombre, aunque algunas personas me mencionan que se llama millonaria. Hasta ahora está bien verde no se ha marchitado.

Mi segunda hija es rosita, para el día de las madres de este año recibí un sorpresivo y bonito detalle por parte de mis hijas y esposo, una preciosa planta de rositas rojas. Bueno me conmovieron, fue todo muy grato. Entonces a cuidarla ahora, la puse en la mesa de la sala, resulta que pasado unos días se empezó a poner amarilla, yo dentro del apartamento no tengo balcón. Decidí sacarla al pasillo y allí cambio de ánimo la señorita y agarro color otra vez y hasta floreció más, que les parece. Le dije, mira rosita a usted lo que le gusta es la calle, en cambio a la otra le gusta estar aquí adentro conmigo.

Así llegaron a mi vida estas dos miembros de la familia.