Estamos en el mes más cálido, emotivo y de unión del año como lo es diciembre para mí en una palabra significa familia. A pocos días de cumplirse un año de estas fotos en la sala de mi hogar con mis hijas; donde se refleja nuestra alegría y dicha por estar tan bendecidas por estar unidas, llenas de salud e inmensamente agradecidas por todo lo que Dios nos dio con su amor y protección infinita.

Esa navidad fue particularmente especial porque era la primera vez desde que estoy casada y tengo hijas, que pasamos la navidad en nuestra casa. El motivo fue principalmente por la pandemia y cumplimos con la cuarentena, a pesar de extrañar muchísimo a nuestras familias que viven en otros estados del país. Disfrutamos estar aquí juntos y decidimos hacer todas las comidas típicas de la época para la cena de navidad y despedida del año como las hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina, torta y decoramos la mesa como la ocasión lo ameritaba.

Así que la pasamos realmente bien y gracias a la tecnología pudimos estar en contacto con los seres que amamos. Creamos nuestro ambiente navideño y acogedor, cada uno tuvo su participación en la preparación de los alimentos, en poner la mesa y servir haciendo la oración en primer lugar agradeciendo y pidiendo la bendición para los alimentos, la familia y la demás personas del mundo.

Un momento inolvidable fue la mañana del 25 de diciembre cuando mis hijas aunque ya están adolescentes despertaron y tenían sus regalos en el arbolito. No era la primera vez que recibían regalos pero si en nuestra casa, porque siempre estábamos en casa de sus abuelos y viajamos hasta allá.