Unas palabras para el padre que recuerdo

_{Imagen diseñada en PowerPoint/ F/ F}

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El día en que te marchaste, mi querido padre, cuando te dábamos el último adiós en este mundo, el pueblo se llenó de gente. Desde todos los lugares aledaños vinieron a despedirte personas que te conocieron y guardaban respeto y admiración por ti. Tal como lo dejaste plasmado en una de tus más celebradas composiciones, no querías para esa última ocasión manifestaciones de tristeza; la poesía, la música y el canto que guiaron tu vida debían también prevalecer en ese postrero instante.

Se trataba, por supuesto, del cierre perfecto de lo que fue tu existencia: una eterna parranda. El bandolín, el cuatro y las maracas arrancaron sobre una tarima improvisada y, desde allí, los cantantes espontáneos interpretaron tus canciones y los poetas populares, de todas las edades, entonaron hermosos versos que resaltaban tus eminentes cualidades intelectuales y tus sublimes habilidades como exponente de la poesía, tanto de la escrita como la que se improvisa de forma oral en el galerón o en cualquier circunstancia que lo ameritase.

Recuerdo que, en medio de mi tristeza, comencé a sonreír porque me di cuenta en esos momentos de esa extraordinaria virtud que caracterizó siempre a tu azarosa existencia, de esa magia envolvente que hacía que los demás se olvidaran de los graves errores que cometiste en este mundo para concentrarse solo en la celebración de tus creaciones poéticas, en las anécdotas de tu dilatado peregrinar de trabajador y parrandero a lo largo de todo el oriente venezolano.

Yo compartí con amigos tuyos de toda la vida, con muchas personas que te acompañaron con cariño y entusiasmo desde que comenzaste tu itinerario de poeta, que reprobaban con sincera entereza ese comportamiento tan desdichado que te llevó, entre otras cosas, a alejarte del terruño que te vio nacer y de la familia. Sin embargo, el día en que repentinamente regresaste, ninguno de ellos tuvo un gesto de reproche para ti, todos expresaron una inmensa complacencia por verte de nuevo dispuesto a cantar y a deslumbrarlos con tu reconocida intelectualidad.

Y eso fue también lo que yo hice. Decidí obviar tus infelices faltas de responsabilidad para disfrutar de un padre del cual había heredado mi pasión por el canto, por la palabra, por la poesía y por la literatura en general. Fue una grandiosa experiencia compartir contigo esa última etapa de tu vida, conociéndonos, al fin, con amorosa e íntima cercanía y aprovechando cada segundo para intercambiar ideas sobre todo aquello que nos interesaba. Así te recordaré por siempre, como poeta, como parrandero y como padre que no quiso ser héroe, sino un hombre profundamente humano.

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Invito a los amigos:
@theatrorve
@sur-riti
@luisito01

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_{Nota: La imagen que no está identificada con su fuente pertenece al álbum familiar y fue capturada con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M.}